Doble Filo.

334 56 132
                                    

– ¿Pasa algo? Las dos me están mirando mucho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

– ¿Pasa algo? Las dos me están mirando mucho

– Te pareces mucho a tu padre y ella lo nota

– ¿En serio?

– Si, bueno hoy te libero temprano

– ¿Por? Dijiste que necesitabas mucha ayuda

– Si pero ella anda algo inestable así que mañana arrancamos bien

– La puedo cargar si quieres

– ¿Sabes como se cargan bebés?

– ¿Cómo un balón no?

– Más o menos — se pone de pie — No la dejes caer por favor

– Ahora me da miedo cargarla

– Ya la saque de esta estúpida tela, además te mira con sus ojitos de cargame

– ¿Los bebés tienen ojitos de cargame?

– Si ahora sostenla... bien para ser la primera vez no lo haces tan mal

– ¿En serio?

– Si, tu papá la cargaba como si fuera un costal antes

– ¿Un costal? — se le escapa una risa que hace sonreír a Aliyah




Está más decir que Aliyah se la pasó en brazos de Lucho ese día, Altagracia tuvo que colocarle la tela al rededor del cuerpo para que la peque estuviera sujeta a él y así Lucho pudiera usar sus manos, cuando llegaron las tres de la tarde no se quería ir y Aliyah tampoco lo quería, hizo una mini escena cuando Lucho atravesó la puerta. En ese momento Matamoros apareció trayendo consigo una carpeta algo gorda.




– ¿Por qué llora la princesa? Te conseguí lo que me pediste

– Se encariño con Lucho

– Ah ya anda conviviendo con uno de sus hermanos

– Si, Mónica todavía guarda cierta distancia pero está bien, las dos todavía no hemos podido afrontar lo demás

– Bueno es que son temas fuertes

– Lo sé ¿Podrías sostenerla? Así leo está carpeta

– Yo te la cuido — sonríe tomándola en brazos — Vamos con el tío a ver pajaritos




Mientras Matamoros distraía a la peque, ella se dispuso a leer la carpeta, ahí tenía todos los detalles sobre Lucho, al parecer si recibió terapia desde pequeñito pero aún así no habían señales de algún trastorno, si lo normal así como traumas de infancia que todos tenemos. No fue hasta que cumplió dieciséis que le diagnosticaron trastorno de personalidad más un cuadro severo de psicosis, para entrar en contexto esto traía alucinaciones, delirios, hablar de forma incoherente, también aparecen los conocidos brotes psicóticos donde normalmente la persona se altera y es una amenaza para lo demás como para uno mismo.

Barrotes De AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora