Civilizada.

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Después de que los Navarrete se fueran de la casa y de que Aliyah se tomará una merecida siesta, pudo encerrarse tranquila en su estudio, estos meses tuvo que recopilar un montón de testimonios para entender mejor a Lucho, sabía que lo rodeaban un...

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Después de que los Navarrete se fueran de la casa y de que Aliyah se tomará una merecida siesta, pudo encerrarse tranquila en su estudio, estos meses tuvo que recopilar un montón de testimonios para entender mejor a Lucho, sabía que lo rodeaban un sin fin de inconsistencias y esto no le gustaba para nada, luego de contactar a antiguas Nanas, empleadas despedidas por Eleonora y de recompensar generosamente al que fue una vez el terapeuta de Lucho consiguió colocarlo todo en papel, Matamoros se había encargado de averiguar lo que había pasado en aquella clínica donde lo encerraron por un buen tiempo.

Ahora que ya tenía todo al alcance de sus manos comenzó a leer el informe detenidamente, Lucho obviamente tenía problemas de confianza, reprimia constantemente sus emociones y lidiaba con varios conflictos internos causados por sus padres; entre más leía los testimonios, más se convencía que aquel diagnóstico fue planeado y teniendo en cuenta que el siquiatra que lo había evaluado era de Eleonora, el rompecabezas comenzaba a encajar lentamente. Ahora la gran duda era ¿Por qué drogar innecesariamente a tu hijo? ¿Cuál es la razón que te lleva a pagar por un diagnóstico falso? ¿Qué es lo que realmente quería ella sacar de todo esto?

Todo empeoró cuando supo por todo lo que tuvo que pasar en aquella clínica, una a la que José Luís acudió por la "privacidad". Aquel lugar era más un sitió de tortura que otra cosa, tenían a un adolescente postrado en la cama con poleas en las manos, tan drogado que ni siquiera podía tragar su propia saliva, sin mencionar los cubetazos de agua helada que contaban como "un baño"; leer aquello sólo le causó ascos ¿Cómo pudieron dejarlo allí por tanto tiempo? Y lo peor fue descubrir la supuesta razón para encerrarlo allí, Lucho había tenido un supuesto ataque psicótico, donde según Eleonora casi sale herida pero la mujer que trabajaba en la casa ese tiempo dijo todo lo contrario.

Lucho estaba sumido constantemente en un régimen de pastillas, a veces perdía la noción del tiempo, era como ver a un fantasma, un día se negó a continuar bajo aquel régimen, alego que se sentía mejor y que quería la terapia para ya no explotar cuando algo no salía como lo deseaba. Esto no era un ataque psicótico, obviamente cuando no tienes control sobre tus emociones y por encima no sabes como sacarlas de tu sistema, explotas pero es algo que se puede mejorar y manejar con terapia o otro tratamiento, Eleonora se habrá dado cuenta de que ya no tendría poder sobre aquel muchachito y persuadio a José Luís para que lo internaran.

Pero como sabemos que al señor Navarrete no le gusta aparecer en los tabloides, sabía que si la prensa se enteraba que su hijo era un inestable mental y que encima debían internarlo porque era un peligro, sería su fin, así que fue más sencillo mandarlo a un sitio que ni siquiera Dios sabe que existe. Cuando terminó de leer todo eso, soltó un gran suspiro, sentía tanta pena por Lucho, debió ser horrible crecer en un ambiente donde nunca fuiste prioridad y luego tus padres simplemente se deshicieron de ti, pasar por esas torturas habrá sido terrible. Ahora más que nunca deseaba desenmascarar a Eleonora.




– Es una basura... digo, madre del año no soy pero ¿Esto? Definitivamente es demasiado para mi cabeza...




Volvió a exhalar con pesadez, es que esta clase de crueldad no conseguía entrarle a la cabeza, al cerrar la carpeta escucho dos golpes en la puerta, no estaba del todo cerrada así que más o menos podías ver quien estaba tras la puerta, instantes después Mónica empujo la puerta dejándose ver.




Barrotes De AceroWhere stories live. Discover now