Rutina.

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Después de bastantes horas aterrizó al fin sobre el suelo Mexicano, una camioneta negra lo esperaba junto con su nuevo equipo de asesoramiento, ellos le dieron la bienvenida, se presentaron y lo siguiente fue explicarle más o menos lo que ellos ha...

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Después de bastantes horas aterrizó al fin sobre el suelo Mexicano, una camioneta negra lo esperaba junto con su nuevo equipo de asesoramiento, ellos le dieron la bienvenida, se presentaron y lo siguiente fue explicarle más o menos lo que ellos harían para ayudarlo a no meter la pata, entregó su maleta y subió a la camioneta. Genaro estaba al volante cuando escucho a su patrón darle la orden de ir a casa, durante el camino la mente de José Luís sólo podía pensar en cómo estaría Aliyah; seguramente se encontraba dormida al igual que Altagracia.

Hubiera pensado en ella también de no ser porque acababa de llegar a su casa, con un largo suspiro abrió la puerta, sacó un pie y segundos después se encaminaba a la entrada, no le había avisado a nadie cuando regresaba así que esta sería una auténtica sorpresa. Aunque no le hacía ni un poco de ilusión regresar a su realidad, detestaba tener que soportar a Eleonora y ahora que sabía que su hijo fue el culpable de que la policía estuviera a un paso de arrestar a Altagracia, pues... no le hacía ilusión volverlo a ver. Cargaba con una ira tremenda de hecho, esperaba no explotar en medio de la cena.

Cuando apareció en la sala se encontró con la mirada de estos dos, Eleonora parecía sorprendida por su llegada, mientras que Lucho no tenía buena cara, al parecer no esperaba que su padre volviera. La verdad se había imaginado que ahora estaría en custodia policía pero como no fue así, la preocupación de que descubriera lo que había echo se instaló brevemente en su rostro; sabía de lo que su padre era capaz de hacer cuando estaba que lo llevaba la chingada y verse en uno de esos escenarios no era algo lindo. Sin embargo se encontró con la indiferencia de este, José Luís se retiró al cuarto para darse una buena ducha.

Alego que más tarde podría dar los detalles de su viaje, ya que Eleonora comenzó a bombardearlo con preguntas. Para la cena estaban los tres en el comedor bajo un silencio incomodisimo, Eleonora trataba de hacer tema de conversación pero ninguno de los dos hombres parecían con ganas de hablar. Hasta que José Luís se pronunció pero nada más para responder las preguntas, dijo que cerró el negocio y que luego se quedó para descansar, sonó creíble para ella ya que lo había visto tan estresado desde hace unos meses, ya para Lucho pues como que había gato encerrado.






– ¿Y qué hiciste en tus vacaciones papá? Digo, si se puede saber

– Lo que haría cualquier persona normal, divertirse y descansar ¿Por qué no lo intentas alguna vez?

– ¿Pasa algo entre ustedes dos? Siento cierta tensión...

– Lo mismo de siempre mamá, sabes que para papá sólo soy un niño que no sabe nada ¿No?

– Fíjate que la percepción hacía ti cambió, ahora me pareces un adolescente mimado que sólo hace cagada, tras cagada

– ¡José Luís! No le hables así

– Déjalo mamá ¿Así que nada más la cago? Tú debes ser la viva imagen de la perfección entonces

– Por supuesto que no — se levanta — Pero si la voy a cagar, me encargo de que los asuntos me competan, tú te metes en lugares donde no tienes nada que ver, deberías tener cuidado hijo

Barrotes De AceroWhere stories live. Discover now