¡Deja de Quejarte!.

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– Ya te dije que no — camina por el pasillo de la constructora

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– Ya te dije que no — camina por el pasillo de la constructora

– ¡Altagracia por favor! Sabes que no puedo hacerlo solo, necesito tu cerebro

– Luís, tengo muchísimas cosas para hacer, no puedo simplemente subir a tu camioneta para ir en busca del dinero que Eleonora escondió

– Claro que puedes, los dos sabemos que te encantan los misterios, está cacería para ti va a ser como ir de shopping con mi tarjeta

– Tengo reuniones pactadas, visitas a mis obras, debo ver a los ingenieros, tenemos una hija también ¿Recuerdas?

– ¡Van a ser unas horas hombre! Si me acompañas, prometo darte unas vacaciones de mi por dos semanas

– ¿Dos semanas? ¡Que miserable eres!

– ¿Cuánto tiempo quieres?

– Mínimo un mes, voy hacer todo el trabajo

– Bien pero nos vamos mañana

– Mañana me es imposible, tengo muchas cosas pactadas

– Entonces hoy — la toma del antebrazo para que dejará de caminar — Relájate hombre, tienes a todo mundo trabajando como si fueran a recibir la visita del supervisor, todo va estar bien aunque no estés unas horas

– Son las nueve treinta Luís, probablemente esté fuera todo el día ¿Qué hay de Aliyah?

– Háblale a Mónica o a Lucho, los dos estarían encantados de pasar el rato con su hermana

– Llamemos a ambos entonces y sal de mi constructora — se suelta para ir en dirección de la oficina de Mónica — ¡Hablo en serio! ¡Vete Luís!

– ¡Te espero abajo!



Después de pedirle a Mónica que pasará por su hermana al mediodía de la guardería y darle unos cuantos detalles, se comunico con Tania dejándole las instrucciones necesarias para el día de hoy, de ahí simplemente bajo al estacionamiento, José Luís la esperaba recargado en su camioneta con una sonrisa, una que se esfumó al verla ir hasta Matamoros.



– ¿¡Y nuestro trato!?

– ¡Espera un momento! ¡Pero que pesado! — le hace unas señas a Matamoros para que abriera el maletero

– ¿A dónde vas a ir?

– Navarrete y yo vamos a buscar el dinero que Eleonora le robo — saca un bolso de gimnasio — Mónica se irá contigo a la guardería, así que tendrás que quedarte aquí

– ¿Qué hay en el bolso?

– Ropa más apropiada para la ocasión, no puedo ir en tacones, falda y peluca — dijo con obvia

– ¿Traes eso en el maletero desde cuando? — toma la peluca cuando se la da

– Matamoros, he huido por mucho tiempo, tengo bolsos en todas partes — deja el dinero — Llevo conmigo uno de los celulares que ya tú sabes, en caso de que al idiota se le ocurra matarme y dejarme en medio de la nada, te voy a llamar

Barrotes De AceroWhere stories live. Discover now