¿Las Princesas Toman Té?.

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Y así los dos consiguieron colocar un par de reglas, unas que al final las rompían dependiendo de la situación pero no importaba, Altagracia siguió recibiendo visitas de la madre de José Luís en la semana, aunque venía a ver más a la nieta que ya ...

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Y así los dos consiguieron colocar un par de reglas, unas que al final las rompían dependiendo de la situación pero no importaba, Altagracia siguió recibiendo visitas de la madre de José Luís en la semana, aunque venía a ver más a la nieta que ya se encontraba fuera de su útero hace tres años, mientras tanto nuestra pareja de loquitos y jodidos emocionalmente se veían en hoteles, a veces si es que Aliyah se los permitía en casa de Altagracia o dependiendo de la calentura, en la oficina de José Luís como ahora, si para ellos el lugar no era problema mientras tuvieran algo en que apoyarse.





– Espera...

– No me vayas a salir con la misma estupidez Luís — se quejó harta — A ver ¿Qué pasa ahora?

– ¿Me juras que no lo voy a matar?

– ¿Tu pene es una percha?

– No

– ¿Entonces por qué crees que lo vas a matar? Si la tienes grande pero no me llega al útero, relájate

– ¿Tampoco lo vamos a sacudir? Es que debe estar flotando tranquilo en lo que sea que tengas ahí

– ¡No le va a pasar nada! Está bien protegido o protegida ¿Podemos por favor retomar lo que hacíamos? Sino me regreso a la oficina que tengo mucho papeleo

– ¿Dejaste el papelo por mí?

– Por tu pene — le corrige — Y tu boca... bueno tus manos también ¡Ya! ¿Lo vamos hacer o no?

– Andas toda nerviosita — ríe acercándose a su boca para besarla — ¿Qué pasa?

– Gente incompetente y las hormonas, una muy mala combinación, tengo el estrés allá bien arriba — le quita el saco — Podrías bajarlo, como un acto de solidaridad conmigo

– Te bajo lo que quieras, ven — palmea sus piernas — Súbete que te encanta

– Pero no me vayas a empujar para atrás, no tienes un sofá muy grande y no quiero caer — hizo a un lado su cabello

– ¡Ay fue sólo una vez!

– Bueno pero por ahora las caídas no José Luís — deja que le quite la blusa — Traigo tu descendencia

– Si hay que cuidar al frijol... ¿Si estás segura que no le va a pasar nada?

– Ayer me apoyaste contra la pared y no te paraste a preguntar "¿Vi istir biin?" Ya cogeme por favor, luego hablamos de lo que quieras — lo toma de las mejillas — Estoy caliente, ayúdame o busco ayuda en otra parte, te consta que nada más debo salir de tu oficina

– Me estás agarrando muy duro, cuando sueltes te penetro con todo y huevos si quieres


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