Lo Prometo.

404 59 77
                                    

Aquella noche Altagracia no cerró los ojos ni un segundo, se dedico a velar el sueño de Mónica y Aliyah, trato de mantener su mente ocupada al pensar en diferentes formas de escapar, sabía que por la ventana no iba a ser posible, además de estar m...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Aquella noche Altagracia no cerró los ojos ni un segundo, se dedico a velar el sueño de Mónica y Aliyah, trato de mantener su mente ocupada al pensar en diferentes formas de escapar, sabía que por la ventana no iba a ser posible, además de estar muy alta, era demasiado pequeña para que sus cuerpos pasaran por allí, tal vez podía hacer uso del abre cartas que había escondido dentro del talco para Aliyah pero no serviría de mucho si la apuntaban con un arma, maldecía no haber conseguido esconder un arma en la pañalera, por el tamaño la encontrarían enseguida.

Para cuando el sol salió la puerta se abrió por primera vez, era uno de los tipos que en la tarde de ayer les había apuntado con una pistola, traía con el tres botellas de agua, antes de retirarse nuevamente se relamio los labios mirando a Altagracia, esto le causó un asco terrible y ganas de levantarse para darle un puñetazo pero ahora mismo debía pensar en proteger a sus hijas y haciendo eso, sólo iba a lograr que se descontarán con ambas, sin más le preparo otro biberón a Aliyah y despertó a Mónica para que se hidratara pero no demasiado pues deberían racionar el agua.



– Creo que estamos en algún sitio muy alejado, si vamos a escapar, tendremos que correr ¿Entiendes?

– ¿Correr a dónde?

– No lo sé pero tendremos que hacerlo hasta dar con un coche

– ¿Cómo vamos a escapar?

– No tengo la más remota idea pero te necesito atenta, no puedo dejarte atrás Mónica, si vamos a salir, lo tenemos que hacer juntas ¿Oíste? Juntas

– Te ayudare todo lo que pueda

– Bien, es lo que necesitaba oír



Las dos continuaron en silencio hasta que llegó el mediodía, Aliyah descansaba tranquilamente en el porta bebé, de ser otra situación no la hubiera dejado dormir pero ahora lo mejor es que no estuviera pendiente de nada, aquel tipo que trajo las botellas de agua volvía a entrar jugando con su arma, esto definitivamente no era una buena señal y puso nerviosa a Altagracia al punto de que el aire le faltara por unos segundos.




– Mi jefe tuvo un contratiempo pero no va a tardar mucho, así que pensé que era buen momento para hacer algo que tengo ganas desde hace mucho tiempo — se gira a Altagracia — De todos modos ya eres mercancía dañada, unos golpes más no harán gran diferencia

– No lo voy a permitir — alzó la voz Mónica — Somos dos contra ti

– Serán dos y todo lo que quieras pero yo tengo el arma, más te vale cerrar la boca y quedarte en tu sitio

– ¿Crees que te tengo miedo? Sólo eres otro idiota que se cree la gran cosa porque tiene un arma, apuesto que sin ella no eres nada

– ¿Quieres fingirte la dura? Porque yo puedo doblegarte mamacita

– ¿Tú? No me hagas reír



Él sólo sonrió mientras asentía con la cabeza, unos segundos de silencio se instalaron cuando él levantó el arma, apuntaba a Mónica y eso la atemorizo, embriagado por ver el miedo en su mirada su dedo lentamente se posicionó sobre el gatillo pero no pudo apretarlo, Altagracia había actuado más rápido haciendo uso de aquel abre cartas, le corto el cuello tan rápido que él no lo vio venir, lo desarmó antes de que soltará un tiro y dejo que su asqueroso cuerpo cayera al piso.



Barrotes De AceroWhere stories live. Discover now