Culpa.

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Justo después de encontrar a Mónica, felicitarla por el evento y comunicarle que ya debía irse, Daniel se acercó a ella; Altagracia no pudo disimular su descontento pero aún así le permitió unos segundos para que se expresará, este encuentro fue b...

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Justo después de encontrar a Mónica, felicitarla por el evento y comunicarle que ya debía irse, Daniel se acercó a ella; Altagracia no pudo disimular su descontento pero aún así le permitió unos segundos para que se expresará, este encuentro fue bien diferente al que había tenido con Regina. Daniel todavía sentía mucha culpa así que aprovecho la ocasión para disculparse una vez más, también se disculpo en nombre de Regina alegando que ella no pasaba por buenos momentos, durante el tiempo que él habló Altagracia simplemente opto por el silencio.

No deseaba darle pie a que esto se extendiera, así que nada más se despidió y siguió con su camino agarrada del brazo de Matamoros, quien también se encontraba ansioso por volver a la casa, luego de largos minutos en el tráfico por fin entraban en un clima relajado o al menos fue así hasta que Aliyah noto la presencia de su mamá, lanzó chillidos y agitaba sus bracitos dándole a entender que quería ser cargada, por supuesto que obtuvo exactamente lo que quería. Lleno de besos a su pequeña haciéndola reír pero eso no fue todo, en cierto momento las manitas de Aliyah le sujetaron el rostro y luego recibió una especie de beso raro pero bonito.



– ¡Ay pero que rico beso! Me llenaste de baba pero por ser tú, te lo dejo pasar



Lentamente tomó asiento en el sofá sosteniendo a Aliyah con ambas manos, aunque la peque ya podía apoyarse en sus piernas aún le era complicado mantenerse erguida, así que cuando estaba con sus padres la mantenían sentada en su regazo o con la cabeza recargada sobre su pecho.



– ¿Qué tanto me andas mirando curiosa? ¿Es la peluca? La roja no la habías visto todavía eh



Aliyah esbozo una sonrisita en respuesta y luego trato de quitarle la peluca con sus manitas regordetas, al final Altagracia se la quito dejándola bien lejos de su alcance, la peque comenzó a dar chillidos y a agitarse contagiandole aquella emoción a su madre.



– ¡Pero que desmadrosa eres tú! — besa su mejilla repetidas veces — ¿Eres la desmadrosa de mami? ¡Si!



Se la pasó pegada a Aliyah hasta el último segundo que tenía libre antes de ir a la constructora, aunque intento que la peque le prestara más atención a sus juguetes falló rotundamente, Aliyah prefería jugar con una de esas botellas de plástico chiquitas, esas que traían shots de vitaminas, al final Altagracia terminó jugando entretenida con los peluches y esa cosa que al girar tocaba una pegajosa canción sobre los colores.

Irse a la reunión fue algo complicado, Aliyah se había dado cuenta y el berrinche comenzó, gritos, llanto descontrolado y muchos pucheritos que lograban hacerte doler el corazón. Salió de casa con una mano en el pecho y aguantandose las terribles ganas de llorar, detestaba tener que dejarla aunque fuera por un corto periodo de tiempo, Aliyah era muy apegada a su madre y este proceso de separación no iba a ser para nada sencillo.

Paso fuera al menos hora y media para cuando regreso a casa se encontró con José Luís meciendo a la pequeña que al parecer continuaba llorando desde que se fue, obviamente se tomaba pequeños descansos pero luego volvía a llorar con fuerza, el pobre ya no sabía que más hacer así que a penas diviso a Altagracia se la extendió con una expresión en el rostro que gritaba "AYÚDAME".




Barrotes De AceroWhere stories live. Discover now