Oh barrotes!
Fríos, tan fríos cómo tus manos cuando soltaron las mías.
Delgados cómo tus lindos labios.
Pero fuertes cómo la espada que clavaste en mi costado, el día que me traicionaste.
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Luego de cobijar bien a Aliyah, tomó su bolso una vez más y salió para el departamento de José Luís, iba muy callada en el asiento de atrás, todo el tiempo jugando con sus manos, la ansiedad que sentía era inmensa, se sentía estúpida por estar tan nerviosa, trataba de tranquilizarse diciéndose a sí misma que no era para tanto pero la verdad es que estaba aterrada. Le pidió a Matamoros que se quedara esperándola pues no iba a tardar demasiado, llego al departamento y presiono el timbre, ya era muy tarde para arrepentirse.
– Pasa...
– Creí que ibas a cambiarte
– Si, esto era el único cambio que tenía a la mano, siéntate ¿Quieres whisky?
– No pero tal vez tú necesites uno — fue hasta el sofá donde dejo su bolso y saco el sobre
– ¿Tan pesado es lo que tienes que decirme que voy a necesitar beber?
– Tú hazme caso — se giro para verlo
En cuestion de segundos José Luís estaba frente a ella con el whisky en mano, ahora su nerviosismo estaba a tope.
– ¿Qué te pasa? Te ves algo pálida
– Sólo déjame hablar — pide mientras sacaba la hoja — Yo mande una muestra para que la analizarán, fue el viernes — se la entrego — Antes de eso, me hice tres test de embarazo — la voz se le quebró un poco — Pero quise confirmarlo bien antes de decirte algo... en ese papel te das cuenta que, pues lo estoy
Se quedó mirándolo todo el tiempo que le llevó leer la palabra positivo junto a embarazo, él simplemente bebió de golpe todo el whisky y no dijo nada.
– Te lo hubiera dicho antes pero para mí también fue una sorpresa... tampoco quería arruinar el fin de semana con Aliyah — dice ya que él seguía sin decir nada — Luís... dí algo por favor — la voz volvió a quebrarsele
– ¿Qué quieres que diga? — la encara
Ella no respondió, de hecho evito mirarlo pues sentía que se quebraria en cualquier momento, José Luís tomó asiento en el sofá leyendo una vez más aquel papel.
– ¿Qué quieres que diga Altagracia? — vuelve a insistir
– No lo sé, yo... — toma aire — No lo sé
– Pues tampoco sé que decir, creí que nos estábamos cuidando
– Y así era...
– ¿Entonces por que me traes una prueba positiva para embarazo?
– El único método 100% efectivo es la vasectomia Luís... los accidentes pasan
