𝘟𝘐𝘐. 𝘌𝘴𝘢 𝘯𝘰 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴

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—Buenos días—. Pasé por la cafetería a la que con frecuencia voy por las tardes, antes o durante el trabajo.

—Buenos días, señorita. Pensé que no la veríamos hoy—. Tiene razón, nunca vengo los fines de semana.

—No me digas así, tenemos casí la misma edad, tengo un nombre, llámame así—. Le regale una sonrisa al muchacho de la caja.

—Es-está bien—. Comentó apenado.

—Y el abuelo?—. Pregunté mientras me asomaba por un lado, para poder mirar hacía la cocina.

—A quién buscas tanto?, ladrona—. Escuché una voz atrás de mí, seguido de una mano que presionaba mi hombro.

—Abuelo, cómo estás?—. Lo abracé y pregunté emocionada por su estado. El abuelo había estado usando un bastón, le dolía un poco su pierna izquierda por lo que me preocupe por el, pero ahora parecía estar en perfecto estado. —Te vez más joven, abuelo—.

—Oh, tu, muchacha tonta—. Me tomó del brazo y me giro para caminar hacia una mesa. —Como estás?. Que te trae por aquí?—.

—No puedo venir a visitar al abuelo?—.

—Mmmm, te conozco. Que pasá?, Cuéntale a tu abuelo, por eso viniste, no?—. Preguntó mientras se sentaba en una de las sillas.

—No pienses así abuelo, también vine para saber cómo estabas—. Me senté enfrente de el y dejé mi bolso a un lado. Estaba nerviosa por lo que estaba a punto de preguntarle. El abuelo conoce todo lo que ha pasado en mí vida, desde amores hasta lo más insignificante. Confíaba mucho en el.

—Y cual es la otra razón?—.

—Abuelo—. Me sentía nerviosa, éste ha sido uno de los momentos en los que más asustada estaba.

—Dime—.

—Cómo, cómo es estar casado con alguien?—. Pregunté mientras reía nerviosa.

El abuelo se asombró y alzó sus cejas ya que pregunté así de repente. Pero después de mirar mi reacción, relajó su rostro y comenzó a hablar.

—El casarse implica muchas cosas y ciertos puntos que son de suma importancia. Estás conciente de que de amor no se vive, correcto?—. Asentí con la cabeza y dejé que continuara. —El amor es una decisión, claro que empieza con el sentimiento, pero después de unos años, ya no es eso lo que mantiene la relación, el amor es una elección. Pero abuelo, tu duraste 40 años con la abuela, sí, por qué decidí quedarme en su vida y ella en la mía, el sentimiento no perdura, pero las sensaciones que tenemos al vivir y revivir ciertos momentos con esa persona, es lo que hace que no muera el "Estoy aquí por qué te amo", correcto?—.

Volví a asentir con la cabeza.

—La persona con la que estés dispuesta a iniciar una vida a su lado, debe tratarte bien, debe tratarte amablemente, debe ser caballeroso y sobre todo, nunca debe faltarte al respeto. El joven que esté contigo, debe tratarte como lo que eres, una princesa—. Al escuchar eso solté una pequeña risa y asentí con la cabeza.

—El joven que esté contigo, siempre debe recordarte lo hermosa que eres, apoyarte y nunca dejarte caer. El joven que te trata como si fueras una aventura, solo por qué es "emocionante" como dicen los muchachos, no es un buen hombre para tí, el hombre que te lastima y te hiere, no es ni siquiera un hombre, esa no es la vida que quieres, una dónde te sobajen y traten como cualquiera. El hombre que te invita a enviciarte, no es bueno para tí.
Ahora, tiene que tener con qué y saber cómo mantenerte, no vas a vivir con un hombre debajo de un puente, o sí?—.

Negué con la cabeza.

—Tiene que tener un buen estado económico, pero dejando de lado por un momento el tema del dinero, el hombre tiene que tener valores y siempre tiene que recordar cuáles son sus principios.
Mi __________, el abuelo no quiere volver a verte llorar, los últimos jóvenes con los que venías aquí, no merecían ni siquiera tu tiempo, el abuelo sabe reconocer a un patán en cuanto lo mira, soy viejo pero astuto—.

Paraíso | Nanami KentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora