T2| 𝘟𝘓𝘐𝘐𝘐.

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—Mmf—. Li no podía ni siquiera recuperar el aliento debido a los besos tan apasionados y apresurados que le daba Cesar. En cuánto se encontraron, Cesar tomó la mano de Li y lo volvió a subir al auto para dirigirse a un hotel cercano y tener más "privacidad". La residencia era lo suficientemente grande como para tenerla, pero aún así, Cesar quería estar completamente a solas con Li. El realmente sentía que necesitaba esto.
—Cesar—.  Lo llamó mientras trataba de empujarlo, pero claramente era más grande la fuerza y cuerpo de Cesar.

—Qué?—. Preguntó cómo de costumbre mientras le quitaba el saco junto con la camisa a Li. Cabe mencionar que aún estaban en la entrada, ni siquiera se detuvo un momento para dirigirse a la habitación.

—P-por qué tienes tanta prisa?—.
No contestó y siguió besándolo a prisa.
—Deja, deja de tocarme—.

Cesar solo soltó un suspiro bastante pesado y lo cargó para dirigirse a la cama.
Claramente se notaba que estaba apresurado pero, ¿Cuál era la razón?.
El único momento en el que se permitía no pensar en nada, es cuando compartía su tiempo con Li. Y en éste momento lo necesitaba con urgencia.

—Despacio, no voy a ir a ninguna parte—. Comentó Li mientras tocaba el rostro de Cesar. Lo que no notó al inicio, ahora pudo hacerlo, Li se dió cuenta de que el rostro de Cesar se miraba afligido y bastante triste.

Cesar al escuchar esas palabras viniendo de Li, sintió como el corazón comenzó a dolerle, como si de una bala atravesando su pecho se tratara. Dejó caer su cuerpo lentamente arriba de Li y escondió su rostro en su hombro mientras lo abrazaba.
—Lo prometes?—. Preguntó en tono bajo.

—Ya no tienes 5 años. Deja de preguntar cosas como esas—.

—Lo prometes?—. Ésta vez se reincorporo rápidamente dejando sus brazos en cada lado de Li para mirarlo desde arriba.

—Por qué me preguntas eso?—. Se sonrojó al mirar tal acción, "¿Cómo es qué éste hombre pueda sacar esa faceta de mi?". Eso fue lo que pensó al voltear su rostro para que no lo mirara y notara tal reacción.

Cesar bajo un poco más su cuerpo recargandose en sus codos y con una mano volteó el rostro de Li.
—Por que quiero saberlo—. Dejó un beso en sus labios y volvió a hacer la misma pregunta y esta vez Li solo asintió con la cabeza.

Para Cesar el querer tener una relación con alguien a quien amara, era una idea lejana a su alcance, mejor dicho, era un sueño, una imposibilidad, pero al momento de llegar Li a su vida. Esa imposibilidad se volvió posible, ese sueño se volvió realidad y esa idea lejana a su alcance, por fin se volvió una experiencia que podía vivir todos los días a su lado.

 Esa imposibilidad se volvió posible, ese sueño se volvió realidad y esa idea lejana a su alcance, por fin se volvió una experiencia que podía vivir todos los días a su lado

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—Entremos en la clasificación de fraude por la cual tal documento se me presenta como prueba—. El juez alzó un par de hojas que portaba un su mano para comenzar a leerlas frente a la audiencia y por supuesto, al acusado. —Apropiación de bienes, haciendo paréntesis en gastos fraudulentos tenemos como primera las empresas fantasma, transacciones ficticias, desviación de fondos, gastos ficticios—. El juez soltó un suspiro y miró a Kento, al parecer lo vió sin ningún interés en el juicio.
—Aquí entra el artículo no. 386 del código penal. Comete el delito de fraude el que engañando a uno o aprovechándose del error en que éste se halla, se hace ilícitamente de alguna cosa o alcanza un lucro indebido. La penalización es de 48 años, debido a que ha excedido más de 6 veces el salario que requiere el acusado—.

Paraíso | Nanami KentoWhere stories live. Discover now