T2| 𝘓𝘝.

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—Me dices idiota y quién se enferma hasta casí morir?—.

—No me he muerto, imbécil—.

—Cómo estás?—. Cesar soltó una risilla y se sentó en la cama, dejó un beso en la frente de Li como saludo, su cuerpo estaba ardiendo, al parecer tenía fiebre.
—Me dijeron que te llevaron al hospital—.

—Sí pero después de eso les pedí que me llevarán a la empresa, dijeron que tú no estarías contento y que habías dado una orden, así que... aquí estoy—.
Cesar sabia que por la mente de Li pasaba la frase "maldito mafioso", pero no le importó.

—No necesitas trabajar, yo puedo hacerme cargo de ti, qué más necesitas?. Te daría mi vida si así fuese necesario—.

—Cómo podría hacer eso?—. Se refería a dejar su trabajo.

—Puedes, claro que puedes—.

—Cesar—.

—Mhm?—. Mientras repartía besos por sus manos y brazos hasta llegar a sus clavículas, Cesar no podía dejar de pensar en lo bonito que se miraba el rostro de Li con ese color tan rojiso en sus mejillas.

—N-no me gusta cuando, cuando hablas con la recepcionista—.

Esa oración hizo que Cesar se detuviera y se preguntara, "¿Estos, estos son celos?". Claro que eran celos, Li nunca comentó nada y mucho menos se atrevió a celar un poco a Cesar, su relación se mantenía en secreto, así que no podía solo darle un beso en frente de todos cada que llegaba a la empresa.

—Que?—.

—Olvidalo—.

—No, dime, que es lo que pasa?—.

—No me gusta cuando hablas con ella—.

—Por qué no te gusta?—.

—Se nota que tiene un gusto por tí, siempre busca la oportunidad de acercarse o tocarte el brazo—. Li alzó su mirada y la mantuvo fija hacia los ojos de Cesar, pareciera que estaba rogando por algo. —Tu eres mío, no es así?—.

—Sí sigues diciendo cosas como esas no voy a dejarte descansar—.

—Y si quiero que no lo hagas?—. ¿Qué era esto?, ¿Un nuevo tipo de tortura?. Cesar sabia que no era correcto, por lo tanto ocultó sus ganas y lujuria por más que le costara. El sabía que una vez empezando el acto, no iba a detenerse, Li estaba enfermo, no podía lastimarlo o hacerlo sentir peor, no sé lo perdonaría.

Cesar atacó rápidamente sus labios y comenzó a bajar las prendas inferiores de Li, no iba a llegar más lejos que tocarlo, solo quería que se relejara y sintiera el placer que buscaba.

—Estás aún más caliente aquí abajo—.

—N-no, toques ahí—. ¿Por qué sería que no podía respirar?, ¿Por tal exitación o su congestión?.

—Dime que quieras haga, Li. Pídeme lo que quieras y lo haré—. El sentir sus labios muy cerca de los suyos se había vuelto un vicio, un vicio, una tentación, un ritual.
—Aun así eso me condene, lo haré—.

—Tócame—.

Tocó cada una de las partes de su cuerpo, sus puntos débiles y más sensibles en dónde sabía que con tan solo una caricia podía hacer que se viniera. A Cesar no le importó que su erección estuviera doliendo, solo quería que Li tuviera su momento de placer, esa era su prioridad.

—M-mételo—.

—No, no puedo—.

—Por favor, ya no aguanto—.
Rogó con lágrimas en sus ojos y no por dolor, sí no por placer. Quería más.

Paraíso | Nanami KentoWhere stories live. Discover now