𝘟𝘝𝘐𝘐𝘐. 𝘚𝘰𝘳𝘱𝘳𝘦𝘴𝘢 𝘐𝘐

2.3K 245 94
                                    

Jay Laiva.

Narradora.

—Amor, te vez tan bonita así. Por qué no hablas?. Oh, si claro. No puedes por está cosa en tu boca—.

Kamo hizo un buen trabajo amarrandola, eso fue lo que pensó Jay al mirar a __________ amarrada a esa silla en medio de todo el desastre que estaba a su alrededor. Habían pinzas, cuchillos y montones de droga por todas partes.

Jay tomó el celular para llamar a Kamo, quién se había encargado de traerla.
—Te deshiciste del cuerpo?—.

—Sí, fue fácil matar a éste policía—.
Al parecer Kamo encontró la manera de matar a la persona que se supone se  encargaría de cuidar de ______________. Claro que fue arriesgado el dejarla ahí y utilizarla como cebo, para que se la llevaran, pero Kento y Cesar, al parecer subestimaron demasiado a éste joven.

—Bien, entonces está todo listo. Ya recibiste el pago, no?—.

—Merezco más—.

—Estas vivo, no?, Eso suficiente imbécil—.
Terminó la llamada y aventó el celular. Con un martillo comenzó a destrozarlo, al parecer no quería que hubiera pruebas de nada.

—Amor, tu sola pudiste haber evitado todo ésto. Si no me hubieras dejado, si tan solo hubieras dejado que te hiciera feliz—.

La joven comenzó a despertar, no sabía que estaba pasando y mucho menos donde estaba.

—Tan bonita, me recuerda mucho la primer vez en la que nos vimos, recuerdas amor?—.

La joven comenzó a llorar y a rezarle al universo por qué todo ésto fuera solo una pesadilla, lamentablemente lo es, por qué es lo que está sucediendo en éste preciso momento. Una pesadilla echa realidad.

—Me dejaste, te fuiste y ahora conseguiste a otro bastardo con el cual revolcarte, no es así?—.

Al no obtener respuesta alguna, se levantó y tomó la pistola que tenía en una de las mesas dentro de esa bodega. La joven comenzó a asustarse aún más, no quería estar ahí.

—TE ESTOY PREGUNTANDO—. Le soltó una fuerte bofetada con la palma de su mano en el rostro a la joven, haciendo que su labio se reventara.
—Eso, eso siempre fue lo que más me molestó de tí. Que nunca respondías. Por qué mierda si tienes una boca, no respondes?—.

Le quitó la cuerda que tenía amarrada en la boca de la joven para que no hablara, la tomó en sus manos y la aventó.

Para Jay siempre fue exitante el tenerla amordazada cada que tenían sexo, pero ésto se fue totalmente a los extremos.

—Sabes cuántas veces desee que estuvieras muerta?. Si no estás conmigo, nadie más puede estar contigo—. Susurró en el oído de la jóven.

—Sueltame—. Entré sollozos y lágrimas la joven solo quería eso, que la soltara y la dejara irse.

—Pero sí a ti te gustaba hacer ésto—. Con la pistola comenzó a acariciar cada parte de ella, deslizandola desde la garganta, hasta las piernas. —Recuerdo cuando me pedías que te cogiera duro—.

Se alejó de ella para dejar la pistola en la mesa y regreso a ella. De golpe le abrió la camisa que tenía puesta, dejando ver su sostén y piel totalmente erizada.

—N-no, de, déjame—.

—Si no eres mía, no vas a ser de nadie—.
La tomó del cabello y la jaló hacia atrás de manera salvaje, lastimandola aún más para dejar al descubierto su cuello, fue entonces cuando comenzó a dejar besos y mordidas fuertes por todo su cuello y hombros.

Paraíso | Nanami KentoWhere stories live. Discover now