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Y ahí estaba, terminandome de arreglar en una habitación donde no hubiera vista hacia afuera, claramente me pareció extraño que me pidiera que terminara de arreglarme en otro lugar, pero sabía que éste hombre planeaba algo, así qué solo terminé aceptando.

Había llegado antes de que comenzara a oscurecer, llegó algo apresurado lo cual me hizo extrañarme un poco de la situación.
Incluso volvio a bañarse y a arreglarse.

Tomé el vestido que había comprado para mí, el que mencionó en la mañana. Era largo y bonito, la tela era de ceda y bastante delgado, me gustaba, incluso el color del vestido que era un tono color vino.

Salí de la habitación y me dirigí hacia donde se suponía que estaba Kento. Pero no estaba.
Bajé las escaleras con cuidado y no miré que estuviera cerca, pero cuando volteé hacia el ventanal mire que habían muchas velas que estaban en la arena formando un camino directamente hacia la playa.

De repente sentí algo muy cerca de mi corazón, sentía que se me iba a salir del pecho y que las lágrimas iban a comenzar a salir en cualquier momento pero no, las contuve con una sonrisa y salí de la casa

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De repente sentí algo muy cerca de mi corazón, sentía que se me iba a salir del pecho y que las lágrimas iban a comenzar a salir en cualquier momento pero no, las contuve con una sonrisa y salí de la casa.

Mientras caminaba por en medio del camino de velas, me pregunté si esto era alguna clase de sueño, se sentía como uno, realmente no sabía que hacer. Pero en cuanto lo miré al fondo, fue cuando lo supe.

—Qué es todo ésto?—.

—Te vez hermosa—. Comentó mientras acercaba su mano para tomar mi rostro.

—Se siente como si fuera nuestra boda—. Fue lo único que pude decir mientras reía, yo sabía que lo hacía por los nervios, pero también era de emoción.

Me regaló una sonrisa y tomó mi mano.
—Desde que te conozco, me he sentido tan afortunado y como si fuera el hombre más privilegiado en este mundo. Me salvaste y sacaste de ese agujero al que me había metido y que yo mismo había cavado, nunca voy a terminar de agradecerte todo lo que haz hecho por mí, me haces sentir tan feliz todos los días que se sienten como si fueran un sueño. Eres lo más hermoso que tengo, y no sabes lo agradecido que estoy con la vida por haberte puesto en mi camino. Gracias por dejarme entrar a tu vida, ahora ni siquiera puedo imaginar un futuro en el que no estés tu a mi lado. Gracias a ti, se que es sentirse vivo, me diste esa paz y tranquilidad que tanto buscaba. Ahora después de tanto tiempo, por fin, puedo decir que estoy agradecido con la vida—. Dejó un beso en mi mano y se arrodilló mientras sacaba una caja color negro de su bolsillo. La abrió y me sonrió.
—Quieres casarte conmigo?—.

¿Cuántas veces me lo ha preguntado ya?.
No importaban las veces, no importaba si quisiera preguntarmelo cada 2 segundos, la respuesta siempre va a ser la misma.

—Sí—.

Sacó el anillo y me lo colocó.
Sentía que no iba a dejar de llorar por un buen rato pero en cuanto me acercó a el para abrazarme y besarme, me detuve.
¿Qué más le podía pedir a la vida?. Si ya tengo lo que siempre he querido.

Paraíso | Nanami KentoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora