𝘟𝘟𝘐. 𝘊𝘢𝘭𝘮𝘢

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Claramente le pedí que me esperara enfrente del bar que estaba a lado de la tienda donde iba a entrar. Le pedí que se quedara dentro pero cómo debería esperarse de una persona como el, salió su lado arrogante y comenzó a decir que "Un jefe no sigue órdenes", me desesperó y le dije que hiciera lo que quisiera, total, no me importaba.

Cesar y yo entramos a la tienda y lo primero que sonó, fue la campana de la puerta. Era una tienda donde vendían inciensos y flores.

—Hola, buenos días—.
Contestó un muchacho de tes blanca con cabello color gris, debo decir que se vestía muy bien.

—Hola, buenos días—. Contesté mientras caminaba hacia un pasillo en específico.

—Cachorra, eres creyente de este tipo de cosas?. Que harás?, Rituales o algo así?—. Comentó Cesar mientras se reía, no dejaba de tocar cada cosa que miraba y le llamará la atención. Si seguía así iba a terminar por romper algo.

—No seas idiota, vine aquí por qué iré a visitar a alguien—.

—Un brujo?—. Se siguió burlando.

—Cesar, cállate—. Contesté enojada. Claramente no iba a ir con un brujo, como el decía. Ni siquiera iba a ir con una persona que estuviese viva.

Tomé el incienso y pedí las flores que siempre le llevaba cuando iba a verlo.

—Será todo?—.

—Sí, es todo—.

Terminó de cobrar todo y me entregó las flores que había pedido, era un muchacho amable, pero me incomodaban las miradas que se lanzaban el y Cesar.

Salimos de la tienda y nos dirigimos hacia el auto, en cuanto subimos, acomodé las cosas a mi lado, y le comenté...
—Se estaban comiendo con la mirada—.

—No—. Encendió el auto y espero un momento. —A dónde?—. Preguntó.

—A Fort Tryon—. Era un parque lleno de árboles y flora aue estaba cerca de ahí.

—Trabaja ahí o algo así?—. Preguntó refiriéndose a la persona a la que iba a ir a visitar. Como no escuchó alguna respuesta, se dirigió directamente hacia el lugar.

En todo el camino hizo preguntas, preguntas que no respondí por ciertas razones. Llegamos y lo primero que le dije antes de bajar del auto fueron: "Espera aquí". Pero no hizo caso.

—Cesar, realmente me vas a seguir toda la maldita mañana?—.

—No soy una buena compañía?—.

—No es que no lo seas, pero quiero ir sola. Puedes esperar aquí?—.

—Con quién irás?—.

—Con papá—.

—Perfecto, vamos—. Contestó mientras cerraba la puerta y se dirigía hacia la entrada.

Solté un pesado suspiro y entré, mientras caminaba pensaba en dónde podría estar Kento y por qué no había avisado o al menos dejado una nota para hacerme saber dónde estaría.

Y como siempre, Cesar no pudo mantener su boca cerrada durante todo el camino.

—Es aquí—. Me acerqué a uno de los árboles que están hasta el fondo, era el único que estaba solo y cuidado.

Paraíso | Nanami KentoWhere stories live. Discover now