Capítulo 1

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Lena:

Decir que no era totalmente triste volver a casa únicamente por estar circunstancias sería mentir. Mi vida se había radicado en Metropoly desde hace casi 9 años, cuando me había ido para poder estudiar, haciendo mi vida completa en ese nuevo lugar, a unos kilómetros bastante bastos de mis padres y mis dos hermanos.

Hace 26 horas Alexander, mi hermano mayor me había llamado completamente devastado, anunciando que mi padre había perecido en unas extrañas circunstancias. No quise ahondar más en el tema, bastándome con los gritos desgarrados de mi madre y el torrente de blasfemias fueron suficientes para responder afirmativamente al escueto "Lena, ven pronto".

Y aquí me encontraba, desembarcando del avión en National City con ropa casual y completamente destruida luego de sentir que tenía un vacío insondable en el centro del pecho, cansada de cada una de las horas que no había dormido. Finalmente estaba en casa, llena de nostalgia y de pérdida, moviéndome por inercia entre la poca gente que se conglomeraba por esas horas de la mañana.

Las puertas de la casa familiar estaban siendo tremendamente grande, como esa vez que llegué por primera vez de la mano de mi padre, asustada e inocente. Por primera vez en mi vida volví a sentirme desamparada, sola y tan asustada que casi volví a los cuatro años cuando me trajeron.

—Hermana. — Ese pequeño farfullo llegó desde la puerta interior, en donde mi hermano se aferraba al marco y apretaba los labios para no romper en llanto. — Mi pequeña.

Un sonido lastimero escapó de mis labios, poniendo de sobre aviso que acababa de romper a llorar. Los ojos nublados y la incapacidad para caminar llegaron pronto, tanto que en una segunda mirada, ya tenía a Lex rodeándome en un abrazo apretado mientras frotaba mi espalda y susurraba dulces palabras de calma.

—¿Cómo está mamá? —Logré murmurar un par de palabras trabajosamente. — Tiene que estar destruida. — Luego recordé mi otra hermana y a mi sobrina, quienes habían tenido una relación muy estrecha con mi padre cuando estaba con vida. — Lex, ¿dónde está Sam? ¿Y Rubs?

—Sam y Rubs están dentro, pasaron la noche acá y se están alistando para ir al funeral. — Explicó apretándome cuidadosamente los hombros, dando esas miradas que te daban calma. — Y mamá... — Su voz comenzó a vacilar de inmediato. — El tema con mamá es complicado.

—¿Qué quieres decir?

Lex abrió la boca, pero no logró proferir palabra, pues el grito furibundo de mi mamá llegó a despejar mis dudas.

—¡Voy a ir a decirle a todos esos cretinos que lloran por el animal, la mierda de persona que era! — La voz estridente de Lillian llegó llena de furia y completamente fuera de sí. — ¡Maldito perro!

Los ojos se me agrandaron cuando vi a mamá salir con la cara demacrada. — ¿Qué...?

—¡Mamá! — Sam pareció llegar al rescate, tomando con dulzura los brazos de mamá , deteniendo su avance furioso. — Mamá, espera. — Cuidadosamente tomó las mejillas de la mujer mayor. — No hagas esto, ya no vale la pena.

—¡Me humilló! — Gritó levantando las manos en una pantomima que demostraba su enojo. — ¡Le entregué mi vida y el desgraciado, sin ningún respeto por el amor que le tenía, me humilló!

Cuidadosamente di pasos hacia el frente, queriendo dejar de sentirme ignorante frente a un tema que todos los presentes conocían. — Mamá. — Saludé con cierta duda. — ¿Qué pasa?

Mi madre me miró por unos instantes hasta que solo se permitió derrumbarse y en unos cuantos darme un abrazo desesperado que demostraba una profunda miseria escondida en el fondo de su alma.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora