Capítulo 10.

1.4K 111 10
                                    

Lena.

James había llegado de la nada para abrir heridas del pasado frente a los ojos de la persona que parecía haber entrado a mi vida para quedarse.

Después de esos gritos atravesados en la recepción del hospital, Kara había tomado a James de las solapas de la camisa y lo había sacado del lugar, luego había pasado por mi lado y había quedado fuera de la puerta de Sam; no dijo una sola palabra y tampoco se movió, solo se quedó ahí. No sabía si hablarle o solo dejarlo pasar hasta que se abriera el tema.

Horas después nos estábamos moviendo hacia el departamento de la rubia sin haber discutido sobre el tema, así que me quedé en silencio y me centré en lo emocionada que estaba Ruby por haber escuchado a los médicos decir que su madre presentaba actividad. El camino completo se basó derechamente en un monólogo de Ruby con algunas preguntas dirigidas que tenía respuestas cortas, con Kara mirando hacia el frente completamente ausente y yo mirando a la rubia en un intento de descifrar su semblante.

Pensé por un momento que pasaría directamente hacia mi casa, propiciando ese momento a solas que parecía necesitar para pensar, pero se movió hasta estar estacionada en su lugar del edificio. De inmediato se movió hasta la puerta trasera y bajó a mi sobrina.

—¿Qué quieren cenar? — Preguntó casi con suavidad, mirando directamente hacia los ojos de la niña. — Podemos ordenar cualquier cosa que deseen.

—Te dije que cocinaría yo esta noche. — Susurré temerosa de encontrar rechazo en sus palabras. — Sin embargo, pueden pedir cualquier cosa, creo... creo que yo iré a por algo a casa y cenaré con mamá. — Nerviosa comencé a remover las manos. — Rubs, ¿quieres acompañarme?

Ambas se quedaron de pie, mirándome con cierta sorpresa. — Acabas de decir que cocinabas esta noche, Len, pensé...

—No sé si quieres que lo haga.

Ruby comenzó alternamente entre Kara y yo, como si quisiera descifrar algo. — ¿Ustedes pelearon? — No alzó la voz, solo se quedó en un suspiro pesaroso. — ¿Es por James? — A veces de verdad odiaba que fuese tan inteligente y que se diera cuenta de todo. — Perdón, no sabía que él estaría ahí, yo solo quería ver a mi mamá.

—Rubs. — De inmediato me arrojé sobre las rodillas para acariciar la carita de la niña. — No digas esas cosas, no está mal que quieras ver a tu mamá y tampoco estamos peleadas. — Miré a Kara, suplicando porque me siguiera. — Solo que estamos cansadas, ha sido un día largo y anoche nos quedamos conversando por horas.

—¿No están enojadas? — Musitó mirando directamente hacia la rubia. —¿Kara?

La rubia negó. — No, pequeña. — Suspiró suavemente. — No estamos enojadas en absoluto, solo pensé que sería más rápido comparar algo, ya que, como dijo tu tía, nos quedamos hasta la madrugada conversando. Incluso por un segundo olvidé que anoche habíamos quedado de acuerdo en hacer la cena porque ya habías comido mucha chatarra.

La niña asintió. — ¿Puedes hacer lasaña, tía?

—Está bien. — Concedí. — Solo debo ir a comprar las cosas para poder hacer la de pollo que te gusta.

—¿Qué necesitas? — Había algo apagado en la voz de Kara que me estaba matando de a poco. — Quizás tenemos todas las cosas de acá. — Los ojos, sin embargo, parecían brillar con un extraño fulgor de orgullo. — No quiero que salgas a estas horas, es un poco peligro y tampoco quiero sacar a Rubs; ya está frío.

Algo no estaba bien, y eso ya no podía soportarlo en silencio. — Ruby, ¿puedes ir a ver si Krypto tiene comida y agua? — La niña se detuvo levemente, frunciendo el entrecejo con resquemos. — Solo mientras hacemos la lista de compras para hacer la lasaña, pequeña. Te prometo que no estamos peleando.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora