Capítulo 6.

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Lena.

Llegar a Metropoly nunca había sido tan desesperante, primero había tenido que asegurarme de que alguien estuviese al pendiente de Ruby mientras iba a ver que tanto era lo que había pasado, luego había intentado saca un vuelo a Metropoly pero todo parecía estar copado y un viaje en autobús no parecía ser lo suficientemente rápido. Finalmente resolví manejar toda la noche para llegar a eso de medio día del día siguiente, causando la indignación de la rubia que me seguía con el pequeño cachorro dormido en sus brazos; Kara tomó mi mano con esos ojos amenazantes y me arrastró con ella sin decirme nada.

La primera parada pareció ser en mi casa, en donde bajó al cachorro y volvió a meterse al carro; luego se puso en marcha hacia Metropoly, sin decir palabra alguna.

—¿Por qué...?

Ella alzó la voz de inmediato. — No te atrevas a preguntar porque te estoy llevando, mucho menos te atrevas a preguntar porque estoy enojada. — Entonces si estaba molesta. — Es que de verdad no te entiendo, Lena, no te entiendo.

Intenté buscar en mi mente que hubiese dicho algo ofensivo mientras buscaba la manera de moverme a Metropoly, pero nada parecía ser lo suficientemente ofensivo como para hacerla reaccionar así. Luego recordé la conversación minutos antes de que se desatara el desastre, siendo únicamente la única instancia que me pareció lo suficientemente ofensiva.

—Yo tampoco te entiendo, Kara. — Contraataqué al sentirme herida de alguna manera. — En tu oficina parecías el ser humano más dulce del mundo y ahora estás peor un bebé berrinchudo, gruñendo y apretando el volante. — De inmediato el vómito verbal apareció, escupiendo las palabras sin siquiera pesarla por mi cerebro. — Perdón si el accidente de mi hermana te arruinó el follón, pero tampoco pedí que me trajeras.

Kara soltó un alarido antes de frenar abruptamente, sus ojos locos de rabia. — ¿De verdad, Lena? ¿Eso es lo que cree que me molesta? — La rubia parecía bufar, simulando a un tono embravecido. — Claramente ni siquiera pensaste en lo potencialmente peligroso que podía ser que una persona sola se aventurase a un viaje por carretera de más de 15 horas, alterado y sin comer en absoluto. No, porque claramente es más fácil ponerse en riesgo antes de detenerse a pensar en que es lo que realmente necesito para asegurarme de llegar entero a mi destino. — De pronto el asiento del coche se volvió extremadamente cómodo y hasta una buena opción para desaparecer. — Y no Lena, no estoy enojada por perder un follón como dices. La verdad es que estoy tan malditamente enojada porque te lanzas sin importar las consecuencias negativas que puede llegar a tener eso para ti, sin importan cuantas posibilidades de hacerte daño tengas y eso me asusta, porque si te llega a pasar algo yo...

Esperé a que siguiera hablando, pero ella solo resollaba con cierta furia. — Kara, yo...

—Duerme, Lena. — Ordenó un poco más calmada. — Te despertaré cuando necesite que me releves al volante.

—Kara. — Intenté una vez más, sintiendo el bichito de la culpa mordiéndome la nuca. — De verdad yo no quise...

—Lena. — Su tono era frío, distante y el poner en marcha el coche una vez más me hizo comprender que no había forma de que siguiéramos con esta conversación de ninguna manera. — Estoy enojada, no sé si diré algo que te pueda herir y pelear mientras conduces no es bueno, así que hazte un favor a ti y a mí misma; duérmete.

La desazón llegó junto con el ronroneo suave del motor y la música de fondo de alguna radio local que me empeñé en ignorar, porque con lo irónica de la vida, de seguro estaría lanzando alaridos de alguna canción que hablaba sobre las culpas. Intenté que la noche que comenzaba a abrirse con tante delicadeza me calmara, pero parecía imposible, hasta que me hice consciente del calor que emanaba el cuerpo de la rubia y ese perfume tan particular que de alguna manera había quedado grabado en mi nariz.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpWhere stories live. Discover now