Capítulo 21.

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Kara.

Los dedos me picaban por tocar la puerta de su despacho, sin embargo, su asistente me había dicho que ella estaba en una reunión importante, porque había otra empresa que había fijado sus ojos en los proyectos altamente prometedores. Y luego de la última vez, tenía en claro que no había derecho alguno a interferir en mi trabajo; ella era una mujer valiente que merecía surgir.

—Si quiere, puede dejarme las cosas que quiera darle a la señorita Luthor. — Escuché a la asistente de mi pequeña. — No sé cuánto podría demorar esa reunión y me da un poco de pesar verla esperar tanto.

Sentí cada milímetro de la cajita escondida en mi bolsillo, sabiendo que ese solo sería un pequeño significante de todo lo que sentía por la mujer más hermosa del mundo. — No, puedo esperar. — Sin pensarlo le di una sonrisa amplia. — Estoy dispuesta a esperar por la señorita Luthor.

Ella sabía las implicancias de nuestra relación, pero Lena había optado por tener un perfil bajo dentro de sus propios empleados para evitar las habladurías, aún a sabiendas que eventualmente nuestra relación sería muy comentada. Respetaba a Lena y a todos sus deseos, sabiendo que ella había trabajado para volver a poner cada uno de los peldaños en su propia escalera.

Estaba perdida en mis divagaciones y sobre la maravillosa persona que podía ser Lena, cuando vi salir a un hombre con la sonrisa más grande del mundo y a una orgullosa ojiverde tras de él, cosa que solo demostraba que ella había logrado un trato beneficioso. Entonces, esos ojitos lindos se volvieron a mí, moviéndose con una rapidez vivaz que me encantaba.

—Señorita Zor-El. — Saludó con una mirada furtiva al hombre que daba una sonrisa como despedida. — ¿Qué la trae por aquí?

—Esperaba concertar una reunión con usted. — La sonrisa no la podía controlar, simplemente no podía dejar de sentirme feliz. — Disculpe la forma poco anticipada de pedirla, pero es urgente.

Ella solo ensanchó su sonrisa. — Para su suerte, tengo una ventana para poder atenderla. — El regalo escondido bajo mi chaqueta debía estar arrugado por el nerviosismo. — ¿Desea un café para poder pedirlo antes de entrar?

—No, muchas gracias. — Dios, Lena, no me sigas dando largas y hazme entrar. — Tengo un poco de prisa, la verdad.

—Tiene razón. — La vi dar un paso hacia atrás. — Pase, por favor.

Sabía que debía darle las gracias a la amable asistente, que debía hacer algo más que sonreír, sin embargo no pude, solo pude dejar que mis pies comenzaran a flotar hasta escuchar que la puerta se cerraba con suavidad, siendo señal suficiente y la única que mi cerebro era capaz de procesar.

—Kara... — El tono sugerente de esa mujer hizo colapsar mis neuronas.

Mis pies se manejaron solos, encontrando sus labios en menos de un segundo antes de solo entregarme a ese deseo furioso que latía en mi cuerpo. La besé como si la integridad de mi cuerpo dependiera de que sus labios quedasen pegados a los míos hasta que simplemente dejase de quemar en mis entrañas y la vida cobrase sentido.

De manera lenta uno de mis brazos se envolvió en su cintura, dando pasos furtivos hacia atrás, encontrando la pared más rápido de lo que esperaba, protegiendo suavemente su cabeza, posicionando mi mano contra su cabeza, presionando con más fuerza, atacando su boca con una brutalidad que no me permitía el no estar ancladas a la pared.

—Dios, haría esto toda la vida. — Musité antes de aventurarme a otro beso más calmado, pero igual de profundo.

—Kara. — Jadeaba ella entre besos, volviéndome más loca de lo que podía estar.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpWhere stories live. Discover now