Capítulo 23

832 85 34
                                    

Kara.

Ella se veía tan pálida, tan vulnerable en esa camilla, completamente inconsciente. Sin embargo, la manera relajada que tenía de respirar me hacía volver a esa calma, sabiendo que estaba bien y que sea lo que sea que estuviese en su sistema estaba depurando todo lo que había consumido.

—Tranquila. — Musitó con calma la enfermera. — Ella está bien, era un somnífero de rápido efecto. — Explicó con suavidad, como si estuviese intentando hablar con un animal herido. — Ella estará bien cuando deje de circular por su sistema.

—¿Ella no tendrá consecuencias? — Pregunté de inmediato.

Negó de inmediato. —Sin embargo, su asistente nos dijo que se había sentido mal desde hace un tiempo y que se había negado a venir a médico. — ¿Por qué no me había dicho nada? Yo era su novia. — Pero no te asustes, le haremos un chequeo completo a tu novia para poder descartar las posibilidades causas.

Antes de poder hacer otra pregunta, un quejido salió de Lena. — ¿Qué me pasó? — Sus ojitos verde brillante se veían tan desorientada y vulnerable. — ¿Dónde estoy?

Sabía que debía explicarle, que necesitaba explicarle las razones por las que estábamos en un hospital y porque ella estaba ingresada, necesitaba explicarle porque había roído mi uña hasta casi desaparecerla y decirle que mi rostro era demasiado demacrado como para mirarlo directamente. Pero no podía, no podía dar ninguna explicación porque mis manos habían ido a sus mejillas y mis labios habían abordado su boca con desesperación, apropiándome de cada uno de sus suspiros y de sus añoranzas.

—Kara. — Jadeó perdidamente. — ¿Qué...?

El peso de esas horas de incertidumbre cayó sobre mis hombros como un yunque en caída libre, rompiéndome el alma e inundando de manera irrevocable mis ojos de lágrimas.

—Es un hijo de puta. — Sollocé completamente presa del miedo. — Es un maldito que intentó drogarte. — No me di cuenta de cuanto temblaba hasta que miré mis manos sobre las mejillas de Lena. — No quiero... no estarás cerca de él nunca más en esta vida, y si se le ocurre volver a estar cerca de ti, lo despellejaré.

—Kara. — Sus manos dulces acariciaron las mías, para luego pasar a limpiar mis mejillas. — No entiendo lo que pasa, ¿me puedes explicar?

—Yo puedo hacerlo. — El doctor había aparecido de la nada, demasiado silencioso y respetuoso para interrumpir el momento. — Alguien le puso un somnífero de efecto rápido dentro de su té, así que su cuerpo comenzó a sentirse fuera de si y dejó de tener control sobre si misma. — Él se acercó cauteloso mientras Lena mantenía sus caricias distraídas. — Sin embargo, su asistente, luego de calmar el pánico nos dijo que llevaba tiempo sintiéndose indispuesta, así que hicimos un chequeo completo.

—¿Han logrado encontrar algo?

Él negó. — Algunos exámenes demoran, así que necesito que vengas a un control en dos días más. — Casi de inmediato me apreté contra el cuerpo de Lena, intentando obtener algo de esa fuerza que parecía no menguar jamás. — Estamos descartando algunas cosas, pero ninguna parece ser lo suficientemente grave como para preocuparte.

—¿Por qué no me dijiste? — Sollocé temerosa. — Yo... yo quiero cuidarte.

El doctor sonrió tiernamente. — Kara, sé que estás preocupada por tu novia, pero no es nada grave, estoy seguro. — No podía dejar de temblar. — Lena es fuerte.

—Lo sé. — Cuidadosamente intenté aferrarme más a su cuerpo. — Solo necesito que... que... que ella esté bien.

—Lo estará. — Musitó. — Ahora necesito que dejes de temblar como una niña y lleves a tu novia a su casa, necesita descansar. — Me dio una sonrisa pícara. — Que no vuelva a trabajar hasta que venga por los exámenes en dos días.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpWhere stories live. Discover now