Capítulo 2.

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Lena.

La boca de Kara estaba asaltando la mía con una fuerza que parecía ser completamente incontenible, pues embestía como si fuese un animal furioso y deseoso de contacto. Sin embargo, he de admitir que la sensación de su lengua acariciando mi labio inferior era demasiada tentadora como para dejar de experimentarla.

Sentí los dedos de Kara tomar la parte trasera de mis rodillas para después tirar con fuerza hacia ella, en el mismo momento que sus dientes clavaron furiosamente mi labio inferior, manifestando ese deseo salvaje que corría por sus venas.

Casi sin querer mi espalda se arqueo en un intento de sentir como su ropa rosaba con la mía y las manos se me dispararon furiosas a aferrarme a ese perfecto peinado que parecía tan salvaje e imperturbable. Estaba completamente entregada a esos besos exigentes y a ese animal sediento de deseo que estaba haciendo conmigo lo que quería, tocando cuanto quería y apropiándose de cuanto deseara.

Esos largos dedos se hundieron entre mi cabello, desarmando la cola de caballo perfectamente peinada desde hoy en la mañana para tirar fuertemente hacia un lado y darle acceso a mi cuello con completa libertad. Apenas sentí que esos labios húmedos entraban en contacto con mi piel, la razón se comenzó a derretir. Los dientes, en esa especie de castigo implacable se cerraron justo ahí donde había una pequeña peca que pocas personas parecían adorar.

—Mierda. — Medio gemí cuando su lengua comenzó a acariciar suavemente el lugar castigado.

—Dios, Lena. — Respondió ella, dejando la labor de provocar para recargar suavemente su nariz en el hueco de mi clavícula. — Me vas a volver loca.

En ese momento los ojos azules de Andrea aparecieron en mi cabeza, llenos de tristeza y decepción, casi como si estuviera juzgando el hecho de que haya permitido que las cosas llegaran a este punto. Kara Zor-El era la novia de mi mejor amiga, yo no podía simplemente traicionarla por un instante de lujuria.

Mis manos empujaron su pecho con urgencia, casi como si su piel quemara, y en este punto podría jurar que eso era posible incluso con la ropa puesta. Los ojos de la señora Zor-El parecían ser completamente negros, dilatados y algo perdidos del mundo real, demostrando que esa lujuria que me cegó por un par de segundos también había hecho mella en su cerebro, quizás cortando más que un par de conexiones.

Ella gruñó furiosa cuando se dio cuenta de que la había separado, arrojándose de inmediato de vuelta lo que consideraba que podía tomar con completa soltura. Resultando de nuevo con el encuentro esquivo de la palma de mis manos que no permitieron dar un paso más cerca, así que solo se quedó ahí, mirándome con el entrecejo fruncido y un medio puchero en la cara.

—Es la novia de Andrea. — Jadeé cuando pude recuperar el habla, porque si, la falta de aliento había hecho lo suyo. — Es novia de Andrea y ella es mi mejor amiga desde la infancia.

—Yo no tengo novia. — Medio gruñó, aunque suene extraño, sus palabras salían con un extraño tono gutural que solo podía dictar el estado animal en que se había sumergido. — He terminado con Andrea desde hace más de dos semanas.

—¿Qué? — Los puntos comenzaron a moverse, intentando conectar pese al letargo de mi cerebro. —¿Qué ha dicho?

Kara se pasó los dedos por el cabello completamente frustrada. — ¿Puedes dejar de tratarme de usted? — Rezongó frustrada. — No podía seguir con Andrea si no la amo, tampoco podía seguir con ella si siento tanto por otra persona, si siento cosas por ti, Lena. — La manera en que me miró y la forma envolvente de decir mi nombre me provocó un estremecimiento poco sano.— No te puedo sacar de mi cabeza y por la forma en que me respondes, tú tampoco puedes hacerlo.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpWhere stories live. Discover now