Capítulo 38.

1K 90 27
                                    

Lena.

Kara parecía estar ausente en su propio mundo, dejando la ropa con una extrema lentitud mientras hacía caras cada vez que alguna de las prendas de Lu terminaba en la maleta con la que ella había llegado hace un tiempo atrás. No estaba contenta, podía verlo en la manera en que sus pies se arrastraban y sus manos daban más de una vuelta a las pequeñas prendas.

—¿Estás bien? — Consulté suavemente, queriendo que poco a poco esa incomodidad dejase de abordarla. — No pareces muy cómoda con... irte.

La rubia suspiró pesadamente. — No... yo no...

Deje de hacer lo que estaba haciendo, tomando sus manos con cuidad. — Háblame, Kara. — Musité con suavidad. — No quiero que te sientas atormentada o que te sientas obligada a ir.

—¡Quiero ir! — Chilló desesperada, tomando con cuidado mi cintura para acercarme. — ¡Ese... ahí tengo todo...!

Estaba insegura de soltar. — ¿Pero?

—Pero fue allá donde te perdí. — Esa pobre mujer frente a mis ojos temblaba, insegura y vulnerable, llena de temor y de dolor. — Allá... alguien nos separó y... y... y... yo no soportaría perderte de nuevo, no puedo verte sufrir o alejarte de mí, cuando en realidad solo quiero estar siempre a tu lado.

Me quedé en silencio por un momento, recordando esa frase que me había desarmado hace menos de dos días, esa única frase que me hizo sentirme la peor persona del mundo al alejarme sin ningún tipo de contemplación por la mujer que tenía al frente.

"Lo que viste, toda esa mierda de Andrea fue una porquería bien orquestada para separarlas y tu lo permitiste al huir. Kara nunca se acostó con ella, solo fue una pantalla para alejarlas."

—Lo siento. — Susurré. — Siento haberte hecho pasar por eso.

—No puedo culparte, tampoco debes pedirme perdón. — Susurró temerosa. — Solo... solo... tengo miedo de volver a perderte, tengo miedo de que alguien vuelva a poner marcha a atrás con todo lo que hemos alcanzado.

Ella tenía razones para tener miedo, tenía todas las razones para estar asustada porque ya había pasado una primera vez, ya habían remecido los cimientos y yo había permitido que todo se nos cayera un poco.

Necesitaba hacerla sentir segura conmigo otra vez, necesitaba que confiara y que me mirase con los ojos de amor que brillaron extensamente los primeros días. Kara había hecho tanto para obtener redención, una redención que ella jamás debió pedir; quien necesitaba redención era yo, porque la había separado de su hija y había corrido lo más lejos posible de ella.

—Cásate conmigo. — Susurré presionando con fuerza sus manos. — Cásate conmigo, amor.

Kara me miró sorprendida. — Pero ya habías aceptado.

—No, Kara, me refiero a ahora.

La rubia abrió la boca con sorpresa. — Yo... yo... ¿qué?

—Quiero que te cases conmigo, antes de irnos. — Insistí con suavidad, acariciando con ternura sus manos. — Quiero irme siendo tu esposa, amor, quiero... quiero que seamos todo eso que nos quitaron por egoísmo.

Kara parecía estar enloqueciendo. — Nos vamos en dos días, estamos solas y... y... ¿nos darán una fecha para tan pronto?

—Tenemos a Lex, él puede ser nuestro testigo con Anny. — Cuidadosamente tomé su rostro, acariciando su rostro. — Acepta casarte conmigo y yo te prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para darte esa boda.

Los ojos de ella se cristalizaron. — No tienes que hacerlo... por... porque yo tenga miedo.

—Kara. — Mis labios barrieron sus ojos, sus mejillas y se posaron finalmente en su boca, besando con dulzura sus labios. — He aceptado casarme contigo antes, lo hice sin que nadie me presionara, lo hice porque te amo. — Otro beso suave se posó en sus labios, casi como si pidiera permiso para poder tenerla conmigo. — Cásate conmigo, preciosa, cásate conmigo porque me amas tanto como yo te amo a ti; cásate conmigo para que podamos tener esa felicidad que nos negaron por un año completo. Cásate conmigo, amor, porque la única manera que tengo para enfrentar este aterrador mundo cambiante es tomando tu mano.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpWhere stories live. Discover now