Capítulo 12

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Ruby.

Apenas desperté, lo primero que hice fue buscar a mi tía Lena, pero ella no estaba a mi lado, sino que estaba mi abuela. Tomé el celular y vi la hora, pensando que quizás yo me había quedado dormida muy temprano y que por eso tía Lena no estaba, pero no era así; el reloj marcaba las 3 de la madrugada.

—Rubs. — La voz de mi abuela salió somnolienta. — ¿Qué haces despierta a estas horas? — Luego miró el aparato en mi mano. — No deberías estar usando ese aparato, ya es tarde.

—¿Por qué tía Lena no ha llegado? — La pregunta me salió sola, casi por inercia. — Pensé que vendría por mí.

—Lena ha salido en una cita, cariño. — Musitó con dulzura. — Aún no ha llegado.

—¿Con Kara? — No pude evitar sonreír.

La abuela me sonrió. — ¿Ella te agrada? — Asentí. — Pues te gustará saber que, en efecto, el cachorro es la cita de Lena.

—¿Qué tiene que ver Kripto? — Intenté que me explicara, pero la abuela solo lanzó una risa despistada. — Si salieron con mi cachorro debieron invitarme.

La abuela me acarició la frente con dulzura, haciendo como hacía mamá cada vez que no podía dormir. — Creo que no estás entendiendo, cielo. — El sueño comenzó a llegar por esas caricias y yo apenas las podía controlar. — Estoy hablando de Kara, ella es el cachorro. —Quise preguntarle, pero se adelantó. — ¿No me digas que no has visto el increíble parecido entre el chucho y ella?

—No seas mala. — Ya a estas alturas casi me estaba quedando dormida gracias a las caricias de mi abuela. — Yo quiero que sea mi tía. — La abuela dejó de acariciarme la cabeza, incluso pareció dejar de respirar. — Abuela...

—¿Por qué quieres...? — Me miraba con curiosidad, incluso quizás con un poco de espanto. — Nunca habías dicho algo así de ninguna de las parejas de Lena, ¿por qué Kara?

De inmediato me hundí entre los brazos de la abuela para que ella reanudara esas caricias distraídas. — Kara hace reír a mi tía, hace que le brillen los ojitos como había perdido desde que el abuelo murió. — Las caricias de mi abuela volvieron, reanudando ese sueño pesado que me había tomado de la nada otra vez. — Kara quiere a mi tía, y mi tía también la quiere a ella; además, también me quieren a mí y si mi mamá...

—Tu mamá volverá. — Susurró con pesar.

—Si mi mami llega a faltar. — Volví a decir mientras deseaba con las últimas fuerzas que me quedaban de que eso no pasara. — Yo quiero que ellas me cuiden, que tía Len sea mi mamá y que Kara sea como el papá que nunca tuve.

Kara.

Los labios de Lena rompían contra los míos con demasiada fuerza, y mi intento escueto de mantener intacta la voluntad de no sobrepasar los límites de una primera cita ya estaba por romperse. Casi como si fuese un acto desesperado mis dedos se abrieron para aferrarse a su mandíbula mientras la seguía besando con todo lo que mi alma podía entregar.

—Lena. — Su nombre se escuchaba roto entre mis labios, casi doloroso. — Lena, no me hagas esto.

—¿Qué se supone que te estoy haciendo? — Los dedos de esa malvada pelinegra se enredaron entre mis cabellos, rascando con el romo de sus uñas hasta lograr estremecerme el alma. — Estoy haciendo lo mismo que haces tu.

De manera automática mis caderas tastabillaron, alzándose al encuentro de ese vórtex entre sus piernas que había significado mi vida y mi muerte en un segundo, lugar donde deseaba volver desesperadamente. Un gemido escapó de esa boca tentadora antes de que la cálida lengua fuese a un encuentro veleidoso contra la mía.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpWhere stories live. Discover now