Capítulo 28.

904 103 12
                                    

Kara.

Tenía una hija, desde hace 1 año y unos tantos meses yo era madre. Esa niña entre mis brazos, la que me miraba con curiosidad y me daba sonrisas tiernas cada vez toda mi atención se centraba en su tierna carita; la misma pequeña que en este momento se había olvidado de lo que la había incomodado tanto como para despertarla, para ser remplazado por un juego que consistía en apretar la punta de mi nariz y lanzar una carcajada furtiva.

—Kara...

—No. — Corté de inmediato sin apartar la mirada de esos bonitos ojos azules. — Te prohíbo intentar emitir palabra alguna para sacarme de esta casa, te prohíbo que intentes negarlo una vez más y te prohíbo que vuelvas a decirme alguna tontería. — Ella solo me miró atentamente, sin volver a emitir palabra alguna. — Solo, cállate un segundo mientras proceso todo esto.

—Kara, no quiero ser insistente. — Quise lanzar algún comentario ácido, pero nada salió, solo una mirada persistente de la pequeña. — Pero Lu necesita comer, es por eso por lo que despertó. — Levanté la mirada, viéndola un poco extrañada sin comprender a lo que se refería. — Yo... tengo que darle pecho. — Fue casi de inmediato que mis ojos se clavaron en sus pechos. Ahora comprendía porque se veían más voluptuosos y apetecibles; era maravillosa en muchos sentidos. — ¿Puedes pasármela, por favor?

Cuidadosamente me acerqué, intentando ser lo más delicada posible en traspasarla hasta sus brazos; contrario a lo que esperaba, la pequeña solo lanzó un fuerte chillido descontento y después comenzó a llorar con fuerza. Pude ver que Lena hizo un intento de calmarla meciéndola con suavidad y dando besos en su cabecita.

—Lu, calma. — Susurró tiernamente. — Ya te daré de tu comida.

—Quizás... ella quiere estar conmigo. — Las manos me picaban por ir a por ella y acunarla sobre mi pecho. — Quiero decir... ella estaba calmada cuando estaba conmigo. — Lena me dio una mirada furiosa, pero yo no podía dejar de pensar en lo fácil que fue abrazarla y mantenerla tranquila. — No digo que...

—Cállate. — Gruñó furiosa. — Es hambre. — Cortó.

Decidí no pelear, mucho menos si había un pequeño grado de histeria por el berrinche de mi hija. Dios, se escuchaba tan bonito.

Lena se descubrió el pecho y de inmediato intentó hacer que la pequeña tomara, pero no era capaz de encontrar el punto en que la pequeña inquita tomase su pezón. Estaba catatónica, demasiado idiotizada con la bella imagen como para meditar mis palabras, así que sin pensarlo me acerqué a acariciar su cabecita y tomar su manito. La reacción de la pequeña fue silenciarse en un segundo e identificar que su otra madre solo deseaba alimentarla.

—Puedes salir si lo deseas. — Susurró Lena al ver que la niña había comenzado a succionar con fuerza. — Esto no es cómodo para todas las personas y comprendo. Entiendo que quieras tener tu espacio.

—Me he perdido meses de su vida, Lena. — Corté ácidamente sin quererlo. — Además de al menos 7 meses del embarazo. — No quería sonar tan agresiva, solo quería que dejase de intentar apartarme. — Creo que ya he tomado suficiente espacio.

—Solo quería...

Dios, no podía con esto. — Lena, detente. — Musité, intentando mantener un tono bastante más amigable. — No... no es momento para que intentes apartarme, porque no lo haré y no quiero enfrascarme en una pelea frente a nuestra hija. — Disfrutaba de sobremanera decir que era "nuestra hija". — Solo dale de comer, espera a que lo hagas y luego nos sentaremos a hablar; porque no hay otra opción.

—Si quieres puedo llamarte luego de terminar. — De nuevo Lena y su maldita manía por apartarme. — Puedes ir a donde te estés alojando y dormir un poco. Luego de tu noche no creo que...

La deuda de Los Luthor. - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora