Capítulo 39.

1.1K 88 11
                                    

Kara.

Este sería un día importante, tanto para Lena como para mí. Apenas iniciábamos el segundo día de regreso en National City, situación que solo conocía Lex y quien finalmente nos había ayudado a conseguir una habitación de hotel en la que pudiésemos estar cómodas y que aceptaran a Kripto.

Eso solo había sido un pequeño permiso porque llevábamos tiempo fuera y no teníamos nada preparado para tener a Lutessa en cualquier lugar. Yo había contactado con una empresa para que remodelara la habitación de invitados y para que comprase las cosas para Lutessa, también pedí que limpiaran y que remodelaran un poco la habitación que compartiría con Lena. Hoy volveríamos a casa juntas luego de habernos separado por más de un año y también iríamos a ver a su familia para presentarles a Lutessa oficialmente.

—¿Quieres ir a dejar las cosas primero o quieres ir directo a tu casa? — En ese momento literalmente me encontraba mirando como Lutessa quería girarse sobre la cama. — Pedí que alguien ordenara un poco el departamento para que estuviese listo.

Lena parecía un poco ausente, pero con la misma emoción brillando en sus ojos. — Lex nos vendrá a buscar. — Susurró. — Quizás deberíamos preguntarle que itinerario le afecta menos en sus planes.

—Lex te dijo que mañana se tomaría el día para apoyarnos. — Me aparté suavemente de la niña para centrarme netamente en mi mujer, abrazando su cintura y pegándola contra mi pecho. — Y sé que estás inquieta, cielo. — Besé con suavidad su hombro antes de mirarla. — ¿Qué es lo que pasa con tu cabecita?

—Solo estoy nerviosa. — Era verdad, sabía que era una parte de la verdad y que había una parte guardada en su corazón que eventualmente soltaría. — No sé cómo tomarán el hecho de que estemos casadas.

La giré entre mis brazos, hundiéndome en el verde de sus ojos. — Ellos amarán cualquier cosa que te haga feliz, cielo. — Mis labios buscaron los suyos para darle un beso breve. — Son tu familia y te aman, tanto como te amamos Lu y yo. — Otro beso distraído se posó en sus labios. — Si tú eres feliz, ellos serán felices. Lo vimos con Lex, que pese a todo ese rencor que tenía dentro, fue testigo en nuestro matrimonio.

Ella asintió. — Vamos a casa primero, luego veremos qué pasa con mi familia.

—Lo que tu desees, corazón.

La necesidad latente de besarla por todos esos besos que no pude darle surgió y sin darme cuenta la estaba buscando en ese pedido silencioso de reciprocidad. Las manos cálidas de Lena acariciaron mis mejillas antes de envolverme en un beso dulce, de esos que expandían una calidez en el pecho y explotaba en un jadeo feliz mientras deslizaba mi lengua por su boca, saboreando y conquistando. Luego Lutessa comenzó a balbucear descontenta de no recibir atención.

Era increíble la manera en la que encontraba paz cada vez que tenía a la niña descansando entre mis brazos y a Lena presionando su cuerpo contra mi espalda; era como si la vida me hubiese devuelto cada trozo de mi alma para tener por fin una única pieza fuertemente conformada. Era una felicidad absoluta que me invadía, incluso con esos fantasmas mal intencionados que se mantenían rondado, esperando al más mínimo atisbo de debilidad.

—Lex me dijo que estaba abajo. — Susurró Lena con los labios presionados en el centro de mi espalda. — Tiene el carro listo, solo hay que bajar las cosas.

Cuidadosa besé la cabecita de mi niña. — Cielo, bajaremos a ver a tío Lex. — Susurré contra su cabello. — Mamá te llevará y yo bajaré nuestras cosas y a Kripto. — La niña sonrió con dulzura, casi como si quisiera hacer entender a todos que nos estaba respondiendo. — Eres un amor de criatura.

—Ven conmigo, cielo. — Pese a que ella solía ser reticente a irse, cuando Lena extendió los brazos Lutessa pareció deshuesarse hasta estar refugiada en el pecho de su madre, manteniendo la calma completa al llegar al calor de esa linda mujer. — Te amo, cielo.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora