LXXIII

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Estaba oscuro y tenía frío.

Sus mejillas estaban empapadas en lágrimas, y temblaba apretujada contra un rincón de aquella diminuta sala, cubriéndose con la única sábana que tenía.

No sabía en qué parte había desobedecido a HeeJin para que terminara todo tan mal.

Si cerraba los ojos aún podía verla, gritándole que se quedará allí con Sunwoo antes de entrar de nuevo a aquel lugar donde surgía humo negro.

Cada vez más y más gente salió de aquel lugar, llevándolos cada vez más y más lejos de donde estaba HeeJin, y no supo en qué momento estaba sola, lejos de Sunwoo, antes de que su vista fuera completamente negra.

Había despertado en aquel cuarto, no sabía hacia cuanto estaba allí, pero podía jurar que eran días.

No había visto a nadie, la habitación no tenía ventanas, y cada tanto se encendía una luz cerca de la puerta, la cual nunca había visto abrirse.

Aquel cuarto se parecía tanto al de su niñez que tuvo miedo de que todo lo vivido hubiera sido un sueño, y que en realidad, nunca había escapado.

— HeeJin... — murmuró el nombre de su humana, ya no sabía cuántas millones de veces lo había hecho desde que había llegado.

Su cabeza dolía de llorar, tenía hambre y sed, por no decir que sentía todo su cuerpo cansado y golpeado, aunque no podía ver si tenía alguna lastimadura.

Escuchó el ruido de pasos en el exterior, se detuvieron frente a la puerta, escuchó la llave en la cerradura girar y segundo de eso la puerta se abrió, la luz del exterior la cegó por varios segundos y parpadeó con confusión mientras una figura se acercaba a ella, sosteniéndola por los brazos, manteniéndolos unidos detrás de su espalda.

— Esto es así, pequeña basura— el hombre habló cerca de su oreja, su voz grave hizo que su cola se erizara—. Cambias a él asqueroso animalito que eres, intentas huir, intentas pelear contra nosotros, y siempre va a haber alguien con una pistola para meterte un tiro.

HyeJu tembló, intentando ahorrarse el llanto.

— Y la mini-jefa quiere verte, así que te vas a portar muy bien, ¿Entendiste?

HyeJu tardó un momento en asentir, recordando sus tiempos de juventud en que respondía todo con gestos, a esa gente no le gustaba que hablara.

— Perfecto— el hombre la soltó, pero rápidamente juntó sus manos en la espalda y las ató, tomó su brazo y casi la arrastró fuera de la habitación.

El pasillo era largo, HyeJu sabía que del otro lado de cada puerta debía haber algún híbrido, y le dolía pensar en aquello.

Fue llevada a una habitación amplia, iluminada, con muebles modernos y en su mayoría de un aburrido tono gris, la peliazul estaba apoyada sobre el escritorio, le hizo una seña para que la dejaran en la silla frente a ella y se retiraron sin más.

— Hola, HyeJu— RyuJin sonrió.

HyeJu ni siquiera la miró.

En parte quería llorar.

Esa tipa estaba haciendo todo eso porque HeeJin la amaba a ella, era todo en contra de su amor y por un segundo se preguntó si aquel amor que compartían era lo malo, si estaba mal y era la causa para que todo eso hubiera pasado.

— Ow, ya vas a llorar.

RyuJin se acercó a ella, alzó su mentón y le dedicó una sonrisa ladeada.

— Dicen que las penas son mejores con alcohol, ¿Quieres algo?

HyeJu negó.

— Es de mala educación rechazar mis ofertas— dijo, se acercó al escritorio, abrió uno de los cajones y sacó una botella de agua mineral—. Pero para que veas que soy muy buena, no voy a obligarte a nada— habló con una sonrisa, destapó la botella y fue hacia ella, dejando el pico de esta en sus labios y dejándola beber con lentitud—. Dime, ¿Tienes hambre? — preguntó, después de dejarla beber.

HyeJu no supo si contestar con honestidad o no.

— ¿Qué te gustaría? Lo ordenaré de inmediato para tí.

La híbrida la miró como si estuviera hablando en serio.

— ¿Sushi? — aventuró.

— Sushi será— respondió la peliazul, tomó su celular y marcó en el—. Sushi, ya — dijo simplemente, y cortó sin más, guardando el aparato—. Ya viene, gatita.

HyeJu frunció el ceño ligeramente.

— Disfruta de tu comida, porque no tendrás este beneficio muchas veces, Junnie— dijo la peliazul—. Esta es sólo una pequeña reunión conmigo para decirte: Te lo dije.

RyuJin rió, y HyeJu quiso gruñirle, pero se mordió el labio para contenerse, porque solo sería peor.

— ¿Sabes quién ira a consolar a HeeJin con esto? Yo— habló con una sonrisa enorme—. Ahhh... Es tan lindo tenerla sólo para mi ahora, sin que molestes, como antes...

HyeJu quería decirle demasiadas cosas, pero probablemente terminaría aún peor, no podía comenzar a portarse mal, no tan pronto.

A mitad de su discurso de lo maravilloso que sería Jeon HeeJin a su lado, tocaron la puerta y RyuJin solo gritó un "Pase", antes de que una joven con un uniforme, entrara, cargando una bandeja de color plateado.

— Ya tienes tu cena, Junnie— dijo la peliazul, la chica dejó lo que cargaba sobre el escritorio y se marchó con una pequeña reverencia.

RyuJin desató sus manos para dejarla comer, advirtiéndole que cualquier cosa que intentara, tenía un arma en el bolsillo.

HyeJu intentó comer lo más rápido posible, así no soportaría ni un segundo de más a esa loca.

Prefería su cárcel, antes que estar con esa.

En cuanto terminó la tabla de sushi, RyuJin le extendió la botella de agua y le dijo que se la llevara.

— No tomaré agua de un animal— añadió—. Y alégrate, HyeJu, que pronto vas a trabajar para la casa también.

Sonrió de forma sádica.

— A los clientes no les gustan las putas tristes.

[...]







He aquí la mala de esta historia :)

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He aquí la mala de esta historia :)

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