LXXVII

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Sunwoo caminaba con lentitud y desinterés por el borde del techo de la casa, sin sentirse ni un poco intimidado por la altura de los dos pisos de la casa y sin importarle que alguien viera al híbrido en ese lugar.

Poco le importaba esconderse.

— ¡Pequeño!

Miró sobre su hombro hacia el dueño de aquella voz que lo había llamado de ese modo.

El castaño le sonrió ampliamente y sus ojos se hicieron dos líneas que coincidían con las agujas del reloj al marcar las diez y diez.

El híbrido frunció el ceño y bajó sus orejas.

— Oh, ¿Vas a empezar de nuevo con tu odio hacia mí? — preguntó Sunghoon, llevando sus manos a su pecho—. Sólo me buscas cuando necesitas algo, al parecer.

Sunwoo se volteó y siguió caminando por el borde a esa altura que a cualquiera podría darle vértigo.

Sus ojos se desviaron cuando escuchó un pequeño golpe de algo cerca de sus pies, no tuvo tiempo de ver que era cuando un segundo golpe se escuchó, un poco más cerca, alzó sus orejas con curiosidad.

Soltó un grito cuando sintió algo picar su pierna, la levantó para intentar frotarla pero se tambaleó en el borde del techo y su cola se erizó con miedo, mientras movía sus brazos y un pequeño llanto surgió de su pecho.

— ¡Sunwoo! ¡No!

Se estabilizó sobre sus pies y suspiró con alivio, antes de mirar a Sunghoon con el ceño fruncido.

¿Quién se creía ese idiota para tirarle piedras?

El pelinegro llevó una mano a su corazón y respiró profundamente varias veces.

— Ay, Dios mío... Lo siento pequeño, casi te mato... Ah, mierda, que feo se siente...— se sintió a morir un segundo, pero por la mirada que le dedicó el híbrido, sería hombre muerto dentro de poco—. Oh, no, ten piedad... Vamos, baja de ahí por favor— el pelinegro abrió sus brazos hacia él—. Ven conmigo.

Las mejillas del híbrido se ruborizaron, las infló con fastidio y se apartó del borde, marchando hacia el balcón más cercano y entrando a la casa.

— ¡Junnie dos!

El híbrido se volteó con expresión lastimera, para ver a la chica tigre, que cargaba una pelota en sus manos.

— Jinsoul dijo que eras bueno y que debíamos ser amigos— dijo, la híbrida se acercó a él—. Soy HyunJin, ¿Como te llamas Junnie dos?

El gatito abrió su boca, sus orejas temblaron por los nervios y tardó un segundo en que su voz se escuchara.

— S-Sun-Sunwoo...

— Sunwoo— repitió, y el otro asintió—. Es bonito, suena a nombre de alguien pequeño, te queda bien.

Sunwoo frunció el ceño y sus orejas se bajaron con amenaza.

No le gustaba que lo trataran de pequeño, ya sabía que lo era, no necesitaba que se lo recordaran.

— ¿También extrañas a HyeJu?

Sunwoo la miró un segundo y lo pensó, en verdad, la había extrañado desde hacía años, tanto tiempo había pasado que ya poco sentía que la extrañaba, aunque estaba seguro que sí lo hacía, así que terminó asintiendo.

— Ella vendrá pronto— dijo HyunJin—. Jinsoul dijo que la traería, pero creo que sigue enferma, como ella.

Sunwoo negó, confundido.

— HyeJu no... Enferma— murmuró, sintiéndose avergonzado de su torpe habla.

Nunca entabla conversaciones con nadie, nunca había hablado con nadie, simplemente era muy callado, no le gustaba la gente y menos interactuar, aunque cuando debía hacerlo se arrepentía de nunca haber aprendido correctamente.

☁𝓑𝓪𝓭 𝓛𝓾𝓬𝓴☁ 𝙷𝚎𝚎𝙷𝚢𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora