"La vita é bella"
No, la vida no era bella.
O al menos eso era lo que pensaba Abigail cada vez que se ponía a reflexionar sobre su existencia.
Era difícil mantener una vida perfecta a los dieciocho años, pero lo era más para la pelirroja, incluso...
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Abigail.
Hoy era un día realmente importante para mí.
Hoy era el primer día de quimioterapia de Anne, razón por la cual me encontraba junto a ella entrando a una gran torre de un prestigioso hospital con la mejor área de oncología en toda la ciudad.
— ¿Estas nerviosa? –Pregunté e intenté sonreír, sosteniendo la mano de mi melliza con fuerza mientras nuestros dedos se entrelazaban. –
— No, es solo que deseo que el doctor sea agradable. –Murmuró ella con una pequeña mueca en sus labios y su cuerpo tembló un poco. –
— Lo será. –Aseguré y desvié la mirada hacia la señora con anteojos que se encontraba frente a nosotras, buscando algo entre el montón de papeles que tenía en el enorme mesón. – además, estaré aquí en todo momento y podemos buscar vídeos graciosos en YouTube para matar el tiempo. –Dije y Anne río a mi lado. –
Escuché como comenzó a entregarle sus datos a la recepcionista y luego de recibir como respuesta que el doctor Bang vendría por nosotras en unos minutos, decidimos caminar hacia la larga fila de asientos que se encontraba allí y esperar por el llamado.
— ¿Irás a la audición de hoy? –Preguntó la castaña mientras su pierna se movía con inquietud, a la vez que los dedos de su mano libre jugaban con nuestras manos entrelazadas. – porque si es así, me aseguraré de estar allí. –Prometió. –
— Lo pensé bastante. –Dije e incliné ligeramente mi cabeza hacia atrás, admirando el techo. – y si iré, no es como si algo pudiese salir mal. –Musité con un encogimiento de hombros. – pero no te exigiré que vayas, no sabes cómo te sentirás después de esto.
—Iré. –Aseguró mi hermana con una sonrisa en sus labios y le respondí del mismo modo. – jamás he faltado a algo importante para ti y esta no será la excepción.
— Me alegra eso. –Confesé y recargué mi cabeza sobre su hombro, sintiendo como su mano soltaba la mía para acariciar mi cabello. - ¿Entrarás a alguna hermandad de chicas nerd? –Quise saber cuando el silencio duró más de lo que me gustaba. –
— Claro que no, idiota. –Respondió de inmediato y golpeó mi hombro con brusquedad, lo que me hizo soltar una carcajada. – además, me gusta tenerte a solo una puerta de distancia.
— A mí también. –Susurré en voz baja. Realmente me gustaba tenerla cerca, para mí no existía un mundo en donde no pudiera ir corriendo a su encuentro cuando la necesitara. – y ni loca te seguiría a esas casitas de chicas chillonas. –Bromeé. -
— ¿Anne Wilson? –Preguntó una voz y me incorporé de inmediato para seguir a mi hermana, quien caminaba apresuradamente en dirección a la persona que había llamado su nombre. –
Revisé una vez más que no se quedara ninguna de nuestras pertenencias en las sillas y corrí detrás de ellos, ansiosa por lo que sucedería durante el transcurso del tratamiento. Al llegar junto a Anne, alcé mi vista para encontrar al doctor más joven y apuesto que había visto alguna vez. Su sonrisa cautivadora me paralizó por un momento, hasta que observé como estiraba su mano para saludarme como todo un galán.