Q U I N C E

165 24 4
                                    

Abigail

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Abigail.

Estaba abriendo la puerta de la habitación de Anne cuando ésta me lanzó hacia un lado para ingresar antes, cubriendo su boca con ambas de sus manos mientras corría hacia el pequeño baño dentro de su habitación que solo contaba con un retrete y un lavabo.

— ¿Anne? ¿Estás bien? –Pregunté de forma inmediata y caminé tras ella, sin embargo, cerró la puerta en mis narices. –

Solo fui capaz de escuchar el sonido del vómito.

Mierda.

Mi espalda se deslizó por la pared y solté un suspiro, acomodando mi cabeza entre mis piernas para evitar que el sonido interfiriera con mis sentidos. Realmente detestaba escuchar cuando una persona vomitaba, pero no cuando esa persona era mi hermana, por lo que lo intenté una vez más.

— Anne, abre la puerta, por favor. –Pedí y tragué con fuerza, sintiendo como el nudo en mi garganta no hacía más que crecer. – no puedes atravesar por esto sola.

— Vete a tu habitación, Abby. –Dijo su voz a través de la madera y solté un suspiro, cerrando mis ojos por unos breves segundos. –

— No me iré a ningún lado. –Afirmé y me puse de pie una vez más, intentando mover la manilla de la puerta, no obstante, seguía cerrada. – Vamos, An, sabes que puedo ayudarte.

— Tú no puedes ayudarme. –Murmuró y pude escuchar la tristeza en su voz. – nadie puede hacerlo, ni tú, ni nadie.

No pude evitar que mi corazón no se rompiera un poco más de lo que ya estaba.

Maldición, esto dolía.

— Lo sé, sé que no puedo ayudarte como me gustaría. –Susurré con mi frente pegada a la puerta. – y no sabes cuánto me duele, Anne, daría todo de mí por ser quien estuviera encerrada en el baño. –Admití y cerré mis ojos una vez más. – pero no puedo hacerlo, así que quiero al menos estar contigo.

En aquel instante el seguro sonó y la puerta se abrió, por lo que rápidamente entré al pequeño espacio y rodeé los hombros de mi hermana con ambos brazos, manteniéndola pegada a mi pecho.

— Lo siento, sé que no es tu culpa. –Musitó la castaña y me mantuve en silencio, acariciando su cabello. – no quiero ser una perra contigo cuando esté en un mal momento.

— Aceptaré que seas una perra conmigo, pero solo cuando estés así. –Dije con una suave risa escapando de mis labios. - ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Quieres agua? –Pregunté, alejándome un poco de ella para observar su rostro. –

— No creo que pueda tolerar ingerir algo en este momento. –Admitió y un segundo más tarde se inclinó nuevamente sobre el retrete, vomitando. –

Sí, definitivamente no era un buen momento para llenar su estómago.

Apreté mis dientes e intenté aguantar la respiración, cayendo sobre mis rodillas para acariciar la espalda de mi hermana y que así expulsara de su cuerpo todo lo que sentía que le estaba haciendo mal, hasta que el ruido del vómito se mezcló con el del llanto.

When I fallWhere stories live. Discover now