C U A R E N T A Y T R E S

121 17 1
                                    

Abigail

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Abigail.

La última clase del día parecía no querer terminar jamás, pues la maestra seguía caminando por el auditorio mientras movía su boca sin parar, incluso cuando ya estábamos pasados por cinco minutos del horario establecido.

— ¿Crees que se callará en algún momento? –Preguntó Jay a mi lado, cerrando su laptop en un gesto de derrota. – mis dedos están adormecidos.

— Espero que pronto. –Dije y solté un suspiro cuando mi IPad se apagó. – porque me he quedado sin batería.

— Esta señora cree que no tenemos nada más que hacer que estar como estatuas y escuchar todo su vómito verbal. –Bufó el rubio, lo que hizo que mordiera el interior de mis mejillas para no soltar una carcajada que resonaría en el auditorio. –

—Estoy segura de que el chico de allí se pondrá de pie y se irá si no termina su discurso en cinco minutos. –Susurré y me incliné un poco más cerca de él para indicarle con el lápiz que había sacado de mi bolso a un muchacho que se movía con impaciencia en su asiento en la primera fila. -

Yo no estaba muy lejos de estar como él, ya que mis ojos dolían por haber dormido mal la noche anterior, puesto que luego de mí no tan alegre encuentro con Nathaniel, había tomado mi bolso y había ido directamente al hospital, en donde fui capaz de saludar a mis padres y dormitar en el sofá junto a mi hermana, pues ellos habían pagado por una habitación de hotel a media cuadra del lugar.

Por supuesto, jamás aceptaría la oferta de dormir con ellos, pues mi misión era acompañar a Anne en cada momento.

— Eres un genio, Abby. –Musitó mi amigo cuando lo que le había dicho se cumplió al cabo de unos minutos. – y esa es nuestra señal, significa que podemos irnos también. –Dijo y se puso de pie para tirar de mi mano e incitarme a seguir su camino. –

Como pude guardé todas mis cosas y colgué la mochila en mi hombro, siguiendo a rastras sus pasos fuera del enorme auditorio, bajo la atenta mirada de todos. No iba a mentir y decir que mi rostro no se puso de mil tonalidades rojas, porque si lo hizo, sin embargo, agradecía que Jay tuviera las suficientes agallas para huir de allí y llevarme consigo, debido a que si pasaba dos minutos más allí golpearía mi cabeza contra un muro.

No era muy fanática de estar horas con mi trasero en una silla escuchando el montón de información que nos entregaban los maestros, si era completamente honesta.

— ¿Qué dices de una comida? –Preguntó él cuando finalmente estuvimos fuera del lugar, bajo la cálida luz solar que cada vez era menor. – podemos llevar algo para el hospital.

— Jane ya está allí. –Comenté cuando fui capaz de leer el montón de mensajes que tenía en mi móvil, ya que en clases no podía hacerlo. – podemos comprar comida mexicana, ¿qué opinas? –Sonreí dulcemente. –

— Comida mexicana será, yo conduciré esta vez. –Dijo y giró las llaves que colgaban en sus dedos, apuntando desde lejos el maravilloso audi deportivo del que era dueño. - ¿Anne puede comer también? –Quiso saber. –

When I fallWhere stories live. Discover now