"La vita é bella"
No, la vida no era bella.
O al menos eso era lo que pensaba Abigail cada vez que se ponía a reflexionar sobre su existencia.
Era difícil mantener una vida perfecta a los dieciocho años, pero lo era más para la pelirroja, incluso...
Rất tiếc! Hình ảnh này không tuân theo hướng dẫn nội dung. Để tiếp tục đăng tải, vui lòng xóa hoặc tải lên một hình ảnh khác.
Abigail.
Estar en la habitación de Anne después de tanto tiempo se sentía extraño, pero necesitaba llevarme unas cosas rápidamente. Busqué la maleta que me había pedido y la dejé sobre la cama, comenzando a guardar allí algunas de sus ropas, pijamas y todo lo demás que había anotado con tanto esmero en la lista que me había entregado durante el almuerzo.
Me recosté en su cama por unos segundos y miré las fotografías que había pegado en la pared, sonriéndole a aquellos recuerdos. Había un montón de fotos con nuestras amigas, en cada una de nuestras vacaciones, aventuras y actividades de la escuela, al igual que algunas con nuestros padres, pero lo más emocionante y lo que hizo que mi corazón se inflara de amor fue el reconocer que estaba en cada una de ellas.
Nuestra relación era realmente algo especial.
La sentía como mi otro yo, totalmente.
El móvil vibró en mi pantalón y lentamente lo saqué de allí, leyendo el nombre de Rebecca en la pantalla, no obstante, no alcancé a contestar, por lo que velozmente me puse de pie y cerré la maleta para irme, pensando que tal vez intentaban contactarme para que me apresurara en volver.
Mi mirada fue hasta la habitación de al lado y solté un suspiro, sabiendo que debía tomarme al menos cinco minutos para ordenar todo en mi metro cuadrado, pero ya tendría tiempo esta noche. Bajé las escaleras con el peso de la maleta y cuando finalmente llegué al primer piso, acomodé mi cabello en una coleta desordenada y emprendí mi camino hacia afuera, sintiendo como el frío chocaba contra mi rostro.
Este sería el invierno más frío que alguna vez había vivido.
Estaba acomodando una bufanda alrededor de mi cuello cuando mis ojos se detuvieron en la persona que estaba a solo unos metros de distancia, de espaldas a mí, caminando relajadamente por las calles de la ciudad con ambas manos dentro de su cazadora de cuero.
― ¿Nathaniel? –Susurré y entrecerré mis ojos para ver mejor, sabiendo que aquella espalda la conocía a la perfección. – ¡Nathaniel! –Dije más fuerte y sostuve con fuerza la maleta, tirando de ésta para acercarme a él. – ¡Espérame! –Pedí. -
Grité su nombre mil veces, crucé un montón de calles y aun así no logré alcanzarlo.
Mis piernas dolían y no había mucho que pudiera hacer, puesto que el equipaje que llevaba me impedía caminar con más rapidez y no tenía la suficiente fuerza como para cargarla, por lo que agradecí cuando un gran semáforo marcó el rojo que impedía que los peatones cruzaran.
Era mi oportunidad.
― ¡Nathaniel! –Grité por décima vez y me forcé a acelerar mis pasos, sintiendo como los músculos de mi brazo tiraban con fuerza. – Nathaniel, soy Abby. –Dije y con mi mano en su hombro tiré para que así me enfrentara. –
La vergüenza se apoderó de mi rostro cuando finalmente pude mirar al chico a los ojos.
