C I N C U E N T A Y T R E S

129 19 1
                                    

Abigail

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Abigail.

El espejo frente a mi reflejaba la imagen de una Abigail vestida de negro que no me gustaba para nada. Mi rostro lucía más delgado tras tres días sin comer y dormitar largas horas, mis ojos estaban más rojos de lo que creía posible y las ojeras bajo éstos eran interminables. Mi cuerpo estaba cubierto con un vestido negro que llegaba hasta mis rodillas, con mangas hasta mis muñecas y sin ningún tipo de escote, acompañado por tacones del mismo color.

Hoy era el funeral de mi hermana.

Mi mente viajó hasta ella y me imaginé su rostro tan detalladamente como si realmente estuviera allí. Anne apareció detrás de mí y sus brazos rodearon mis hombros, apretándome contra su cuerpo mientras dejaba su mentón sobre mi cabeza, alzándose sobre la punta de sus pies para mostrarme una vez más la diferencia de centímetros que a ella tanto le encantaba.

Una lágrima bajó por mi mejilla y giré sobre mis pies, dispuesta abrazarla, sin embargo, la imagen desapareció. Ella ya no estaba aquí, entre los mortales, y debía aceptarlo de una vez por todas.

Mis rodillas cedieron y me encontré en la alfombrada habitación llorando por milésima vez, a solas. Me sentía rota, destruida, abandonada, herida, sentía que no merecía haber luchado esta batalla sabiendo que no ganaríamos, y definitivamente sentía que no debía ser la melliza sobreviviente en este mundo cruel que no hacía más que arrebatarnos cosas y personas sin las cuales no podíamos vivir.

Todo me recordaba a ella, todo olía como ella y quería compartirlo todo con ella.

Todas las madrugadas despertaba con la misma sensación de aquella noche, con mi cuerpo sudoroso y mi corazón latiendo con tanta fuerza que dolía, recordándome que así se sintieron las últimas horas con Anne. Todas las tardes deseaba poder sostener el móvil y enviarle un mensaje, pidiéndole que viniera a mi habitación para ver una película juntas y comer algo que nos hiciera felices para recuperar el tiempo perdido, no obstante, esos momentos ya no se repetirían.

Mi mano fue hasta mi pecho y deseé poder arrancar el órgano que allí había, anhelando el poder dejar de sentir y olvidar todo lo que había sucedido.

No sabía cuantos minutos habían pasado conmigo en la alfombra llorando, hasta que finalmente Jane ingresó a la habitación con Rebecca siguiendo sus pasos. Ambas llegaron hasta mí y sus brazos me rodearon como deseaba que lo hicieran los de mi hermana, poniéndome de pie para llevarme hasta la cama y alejar los cabellos mojados de mi rostro.

― Abby, cariño, todo estará bien. –Susurró la voz de mi madre, sorprendiéndome, pues no la había visto. – tu hermana luchó tanto como pudo y sabes que no le gustaría verte así. –Dijo y sus manos se apoderaron de mis mejillas. – respira, hija. –Pidió. –

Mis fosas nasales se abrieron y permití que el aire ingresara, logrando que mis pulmones se llenaran de aire y así soltar el sollozo que me tenía ahogada desde que me habían abrazado.

When I fallWhere stories live. Discover now