"La vita é bella"
No, la vida no era bella.
O al menos eso era lo que pensaba Abigail cada vez que se ponía a reflexionar sobre su existencia.
Era difícil mantener una vida perfecta a los dieciocho años, pero lo era más para la pelirroja, incluso...
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Abigail.
El regreso a la universidad había sido tan agotador que solo quería dormir durante toda la tarde para recuperar energías y comenzar bien la semana.
Todos habíamos viajado con dolor de cabeza y nauseas que lograron que algunos vomitaran más de la cuenta, recordando lo mucho que habían bebido la noche anterior. Sin embargo, nuestros entrenadores no lo consideraron como algo extraño y simplemente habían recurrido al llamado de auxilio de quien lo requería.
En el instante en que el autobús se estacionó frente al campo de juego, desabroché mi cinturón de seguridad y salí, buscando mis bolsos para ir directamente hasta mi habitación y lanzarme a mi cama, tal como deseaba.
Jane caminó a mi lado y cargó su equipaje, siguiendo en silencio la dirección que nos llevaba hasta nuestro edificio de habitaciones, lugar que estaba desierto por lo tarde que era, además de por ser domingo.
— Creo que podría dormir veinte horas seguidas. –Susurró Jane mientras acomodaba el gorro de su sudadera en su cabeza. – no pensé que bebería tanto.
— Intenté decirte muchas veces, pero solo corrías en busca de otra cerveza. –Dije entre risas. – celebraste muy bien por tu cuenta.
— Daniel dijo que bailamos anoche. –Confesó ella, refiriéndose a un jugador del equipo de fútbol. – y dijo que nos besamos, lo que es imposible. –Dijo y buscó mi mirada. – es imposible, ¿verdad?
Bueno, tan imposible no era, Jane realmente había bebido mucho.
— ¿Tendría algo de malo si llega a ser verdad? –Quise saber, tirando de mi maleta mientras caminábamos por el campus. –
— Sí. –Afirmó la rubia. – porque definitivamente no es mi tipo de chico, es un moja bragas, Abby, y no puedo besar a alguien como él. –Bufó y aceleró sus pasos. –
— ¿Tienes miedo de que te pueda romper el corazón? –Interrogué mientras intentaba igualar sus pasos, lo cual no fue tan difícil. –
— ¡Sí! –Respondió mi mejor amiga sin pensarlo. – me gusta ser la que puede romper el corazón, no la que espera sentada a que lo hagan conmigo.
— Jane. –Musité y no pude evitar soltar una carcajada. – creo que te estás adelantando demasiado, solo dijo que se besaron. –Dije y tiré de su muñeca para que estuviera a mi lado. – solo eso dijo, ¿verdad?
— Solo nos besamos. –Confirmó y soltó un suspiro, acomodando un mechón de su cabello detrás de su oreja. – pero esta mañana me miraba como un perro regañado y no podía soportarlo.
— Estás pensando demasiado. –Mencioné, retomando nuestro camino al estar a solo unos metros de distancia. – te has besado con un montón de chicos antes y no ha sucedido nada, esta vez no tiene que ser distinto.
