"La vita é bella"
No, la vida no era bella.
O al menos eso era lo que pensaba Abigail cada vez que se ponía a reflexionar sobre su existencia.
Era difícil mantener una vida perfecta a los dieciocho años, pero lo era más para la pelirroja, incluso...
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Abigail.
La fiesta había comenzado hace una hora aproximadamente y estaba completamente feliz por cómo estaban saliendo las cosas. Todos parecían divertirse y eso era lo más importante, por lo que entusiasmada fui hasta la cocina para buscar otro trago y poder ser testigo de la nueva competencia que allí estaba ocurriendo, intentando descubrir quién podía beber más rápido un barril de cerveza para llevarse un premio sorpresa.
El premio lógicamente era más alcohol, esa era la razón por la que tanta gente esperaba participar.
— ¡Aquí está la cumpleañera número dos! –Chilló Jay con emoción, corriendo a mi lado para rodear mis hombros con uno de sus brazos. - ¿Cómo lo estás pasando?
— De hecho, soy la número uno. –Solté casi de inmediato. – nací unos minutos antes, así que legalmente soy la mayor. –Sonreí, apreciando también la sonrisa que aparecía en el rostro de mi amigo. – y todo está siendo agradable hasta el momento, lo estoy disfrutando mucho.
— Bien, chica número uno. –Dijo él con emoción, tomándome por sorpresa al sostener mis caderas y elevarme para sentarme sobre la mesa. – llegó el momento de disfrutar más.
Crucé mis piernas una sobre la otra y observé entre risas como él intentaba preparar un trago bastante raro, mezclando un montón de cosas que no sabía que podían ir juntas. Jay hablaba en todo momento de lo que estaba haciendo, casi como si de un vídeo de YouTube se tratase, produciendo que la sonrisa no se borrara en ningún momento de mi rostro.
— ¡Está listo! –Informó el rubio unos cinco minutos más tarde, cuando la competencia le estaba dando el turno a otros participantes. – bebe un trago de esto y serás feliz por el resto de la noche, incluso si tuvieras que sostener tu cabello más tarde.
— ¿Estás seguro de que no es algo tóxico? –Pregunté con extrañeza al sostener el vaso entre mis manos. –
Para ser sincera no tenía muy buen aspecto.
— Claro que no, bobita. –Sonrió él y se acercó a mí para acariciar mi cabello como si fuera una niña de cinco años. – es la gota de felicidad que necesitas.
— Creo que ya me siento bastante feliz. –Dije e intenté alejar el vaso de mi nariz, pues el olor era demasiado asqueroso como para soportarlo más de unos segundos. - ¿Por qué no bebes tu primero? –Persuadí. – por mí.
Jay rodó sus ojos con gracia y quitó el vaso de mis manos para llevarlo directo hasta sus labios, bebiendo un sorbo que hizo que sus ojos se cerraran y sus labios se arquearan en una mueca de disgusto, justo en el momento en que Anne ingresó al lugar con una borracha Jane siguiendo sus pasos.
— ¿Qué están haciendo? –Preguntó mi hermana, saltando para poder sentarse a mi lado y obtener un primer plano del rostro del rubio. - ¿Qué es eso? ¿Alcohol puro?
