T R E I N T A Y C U A T R O

159 18 0
                                    

Abigail

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abigail.

Mis piernas se sentían débiles mientras subía las escaleras hasta mi habitación, pero no podía ser débil en este momento, por lo que continúe con mi objetivo e intenté abrir la puerta cuando logré llegar, sintiendo como una mano del doble de tamaño de la mía sujetaba mi muñeca y me arrebataba la llave, abriendo la puerta por mí.

— Podía hacerlo sola. –Dije y crucé mis brazos, alzando una ceja cuando Nathaniel se hizo a un lado para dejarme entrar primero. – no necesitaba tu ayuda.

— Creo que si la necesitabas. –Susurró él, intentando mantener su voz en un tono tranquilo, incluso si sabía que continuaba enojado. - ¿Seguirás así toda la noche? –Preguntó. –

— ¿Así cómo? –Interrogué y giré sobre mis pies para observar su rostro. - ¿Enojada contigo por golpear a un chico que estaba siendo agradable conmigo?

Haniel carraspeó su garganta detrás de su amigo y mis ojos se desviaron en su dirección, notando como él alzaba su mano e indicaba con un gesto de sus dedos en su cuello que estaba muerta por decir aquello, no obstante, no me importó.

— Creo que es momento de irme. –Murmuró él y sonrió para mis ojos. – suerte con él, linda, recuerda lo que dije, confío en ustedes. –Dijo y elevó sus puños en el aire con entusiasmo. –

— Vete de aquí. –Pidió Nathaniel y su mejor amigo asintió, golpeando su espalda a modo de despedida mientras enviaba un beso volador en mi dirección, logrando que el pelinegro lo empujara para acelerar su huida. –

Aproveché la instancia para despojarme de los tacones que estaba utilizando, lanzar el bolso a un rincón de la habitación y buscar debajo de mi almohada la ropa de cama que había dejado anteriormente allí, sin importarme que el ángel estuviera cerrando la puerta para que estuviéramos completamente a solas.

— Si viniste hasta aquí para discutir deberías seguir los pasos de Haniel e irte. –Dije, dándole la espalda para comenzar a desabrochar el corset y reemplazarlo por una playera holgada. –

— No vine para discutir, pero creo que es lo que tú quieres hacer. –Susurró y pude escuchar cómo se acercaba lentamente. - ¿No podemos simplemente recostarnos y descansar juntos? –Preguntó con cansancio. –

— Yo no he sido quien estampó su puño en el rostro de alguien. –Aclaré mientras deslizaba un short por mis piernas, junto con unas calcetas gruesas para abrigarme en esta fría noche. –

— Sabes que no lo hubiese hecho si no se lo mereciera. –Murmuró el pelinegro y sentí como sus manos intentaban alcanzar mi cintura, por lo que me alejé. – él es un idiota, Abigail, y no deberías ni pensar en compartir el mismo espacio con él. –Medio bufó. –

— Discúlpame, señor perfecto, pero estoy en la universidad. –Dije y giré sobre mis pies para estar frente a él. – aquí todos compartimos fiestas, lugares y comidas con todos, así es como se sobrevive.

When I fallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora