Abigail.
Mis piernas se sentían débiles mientras subía las escaleras hasta mi habitación, pero no podía ser débil en este momento, por lo que continúe con mi objetivo e intenté abrir la puerta cuando logré llegar, sintiendo como una mano del doble de tamaño de la mía sujetaba mi muñeca y me arrebataba la llave, abriendo la puerta por mí.
— Podía hacerlo sola. –Dije y crucé mis brazos, alzando una ceja cuando Nathaniel se hizo a un lado para dejarme entrar primero. – no necesitaba tu ayuda.
— Creo que si la necesitabas. –Susurró él, intentando mantener su voz en un tono tranquilo, incluso si sabía que continuaba enojado. - ¿Seguirás así toda la noche? –Preguntó. –
— ¿Así cómo? –Interrogué y giré sobre mis pies para observar su rostro. - ¿Enojada contigo por golpear a un chico que estaba siendo agradable conmigo?
Haniel carraspeó su garganta detrás de su amigo y mis ojos se desviaron en su dirección, notando como él alzaba su mano e indicaba con un gesto de sus dedos en su cuello que estaba muerta por decir aquello, no obstante, no me importó.
— Creo que es momento de irme. –Murmuró él y sonrió para mis ojos. – suerte con él, linda, recuerda lo que dije, confío en ustedes. –Dijo y elevó sus puños en el aire con entusiasmo. –
— Vete de aquí. –Pidió Nathaniel y su mejor amigo asintió, golpeando su espalda a modo de despedida mientras enviaba un beso volador en mi dirección, logrando que el pelinegro lo empujara para acelerar su huida. –
Aproveché la instancia para despojarme de los tacones que estaba utilizando, lanzar el bolso a un rincón de la habitación y buscar debajo de mi almohada la ropa de cama que había dejado anteriormente allí, sin importarme que el ángel estuviera cerrando la puerta para que estuviéramos completamente a solas.
— Si viniste hasta aquí para discutir deberías seguir los pasos de Haniel e irte. –Dije, dándole la espalda para comenzar a desabrochar el corset y reemplazarlo por una playera holgada. –
— No vine para discutir, pero creo que es lo que tú quieres hacer. –Susurró y pude escuchar cómo se acercaba lentamente. - ¿No podemos simplemente recostarnos y descansar juntos? –Preguntó con cansancio. –
— Yo no he sido quien estampó su puño en el rostro de alguien. –Aclaré mientras deslizaba un short por mis piernas, junto con unas calcetas gruesas para abrigarme en esta fría noche. –
— Sabes que no lo hubiese hecho si no se lo mereciera. –Murmuró el pelinegro y sentí como sus manos intentaban alcanzar mi cintura, por lo que me alejé. – él es un idiota, Abigail, y no deberías ni pensar en compartir el mismo espacio con él. –Medio bufó. –
— Discúlpame, señor perfecto, pero estoy en la universidad. –Dije y giré sobre mis pies para estar frente a él. – aquí todos compartimos fiestas, lugares y comidas con todos, así es como se sobrevive.
ESTÁS LEYENDO
When I fall
Fantasy"La vita é bella" No, la vida no era bella. O al menos eso era lo que pensaba Abigail cada vez que se ponía a reflexionar sobre su existencia. Era difícil mantener una vida perfecta a los dieciocho años, pero lo era más para la pelirroja, incluso...