V E I N T I S I E T E

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Abigail

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Abigail.

— ¿Por qué no nos dijeron que esto estaba sucediendo? –Interrogó mi madre mientras quitaba el pañuelo de la cabeza de Anne. – hubiésemos venido mucho antes, niñas, por dios. –Sollozó. –

— Todo está en orden, mamá. –Musitó mi hermana mientras permitía que nuestro padre la abrazara con cariño. – me siento bien ahora.

— Pero, mírate, estás mucho más delgada y tu cabello desapareció. –Susurró ella y deslizó sus manos por sus brazos para brindarle calor. – no tenían que pasar por esto solas.

— Nada grave sucedió. –Dije, intentando ayudar a mi hermana. – el doctor dijo que todo esto era normal y solo debemos esperar a que comience la siguiente quimio. –Informé. –

— Jesús. –Sollozó nuestra madre y limpió las lágrimas que estaban en sus mejillas. - ¿Puedo confiar en ustedes? ¿Me estás diciendo la verdad, Anne? ¿Sigues sin necesitar apoyo de oxígeno?  –Pidió saber. –

— Estoy diciéndote la verdad. –Confirmó la mencionada y solo pude soltar un suspiro. – me siento bien, las náuseas están desapareciendo, las crisis ya no son tan seguidas y mi cabello volverá a crecer.

— Lo importante no es tu cabello, cariño. –Comentó mi padre mientras acariciaba su nuca con delicadeza. – eso es lo de menos, lo que queremos saber es si estás sintiéndote bien o si crees que es momento de volver a casa.

— ¡No! –Chilló Anne de inmediato. – estoy bien, Abigail me cuida bien y el hospital está bastante cerca de aquí, todos son muy amables y es muy guay. –Habló rápidamente, lo que hizo que una pequeña sonrisa asomara en mis labios cuando noté que su rostro se volvía un poco más rojo por la falta de aire. –

— No quiero que esto vuelva a repetirse. –Exigió mamá. – si algo está pasando queremos saberlo, no cuesta nada coger el móvil y llamarnos. –Dijo y limpió un poco la zona bajo sus ojos, quitando el maquillaje estropeado. –

— Lo haremos, mamá. –Prometí y ella asintió con su cabeza, soltando un último sollozo. –

— Bien, dejemos el llanto de lado, lo importante es que estás bien y te sientes cómoda aquí. –Susurró nuestro progenitor y besó la frente de mi melliza. - ¿Qué les parece ir a comer y comprar algunas cosas? –Preguntó, intentando mejorar el ánimo. –

— Quiero comer tarta de chocolate. –Comenté, haciendo que mi madre riera. – y también aceptaría un poco de comida thai. –Dije y caminé hacia el espejo, observando el atuendo del día. –

El clima cada vez empeoraba más, pero eso no me impediría usar las increíbles botas que había comprado ayer. Por ello, mi outfit consistía en un vestido de lana holgado color gris, el cual tenía largas mangas y un cuello lindo, complementándolo con las fascinantes botas rosadas de tacón que llegaban hasta mis rodillas y dejaban expuesta solo una porción de piel de mis muslos.

When I fallWhere stories live. Discover now