Nathaniel.
— No puedo creer que sigas observando a esa chica. –Escuché que decía una voz conocida detrás de mí, por lo que giré mi rostro en aquella dirección. –
Arael estaba ahí.
Líbrame Jesús.
— No había nadie en el hospital. –Respondí con la voz tensa y un encogimiento de hombros, haciéndome a un lado para que él pudiera sentarse junto a mí si así lo deseaba. –
— ¿Qué te atrae tanto sobre ellos? –Preguntó con una ceja alzada y analizó todo a nuestro alrededor por una milésima de segundo. –
— Nada me atrae sobre ellos. –Aclaré con mis ojos fijos en el campus frente a mí, en donde comenzaban a reunirse cada vez más personas. –
Realmente no sabía qué hacía aquí, pero de pronto había sentido la necesidad de admirar a Abigail desde la distancia por algunos momentos. Había extrañado ver su rostro, por lo que aquí estaba.
Destruyendo mi trasero en aquellas gradas tan duras e incómodas.
— Claramente algo te atrae de ella. –Musitó Arael y apuntó con su dedo a Abigail, quien se encontraba en el césped realizando algunos ejercicios de estiramiento con su compañera de habitación. –
— No es tan especial para mí. –Susurré e hice un gesto con mis manos, restándole importancia al asunto. – su carisma y alegría producen algo en mí, eso es todo.
— ¿Algo bueno? –Quiso saber mientras inclinaba su cuerpo hacia adelante, observando todo con especial atención. –
— No lo sé. –Admití con un susurro bajo luego de escuchar como una melodía comenzaba a sonar por los altavoces del lugar, lo que llamó la atención de todos y evitó que Arael continuara con su interrogación. –
No obstante, la tensión en mis hombros no desapareció.
Mis ojos recorrieron el campo de juego al notar que más personas estaban allí, pero no tardé en encontrar a la pelirroja. Podría distinguirla entre una multitud de personas solo por el color de su cabello, además del aroma frutal que desprendía por los poros y que llegaba hasta mí sin la necesidad de estar junto a ella.
Era como si algo dentro de mí la reconociera de inmediato.
Y lo adoraba, incluso si sabía que no era lo correcto.
— ¿Hacen algún tipo de deporte peligroso? –Preguntó Arael con confusión y observó cómo algunos chicos con ropa deportiva recibían casos que ponían rápidamente sobre sus cabezas. –
— Eso parece. –Respondí igual de confundido, pues no comprendía nada de lo que estaba sucediendo. - ¿Y deben correr por toda la cancha? –Me sorprendí, pues todos comenzaban a correr por el césped gritando palabras de aliento. –
JE LEEST
When I fall
Fantasy"La vita é bella" No, la vida no era bella. O al menos eso era lo que pensaba Abigail cada vez que se ponía a reflexionar sobre su existencia. Era difícil mantener una vida perfecta a los dieciocho años, pero lo era más para la pelirroja, incluso...