16. Está despedida, July

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Capítulo dieciséis

¡ATENCIÓN!
ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS +18. GRAN PARTE DEL CAPÍTULO (MENOS EL FINAL) ES ASÍ, YO SOLO AVISO POR SI ACASO A ALGUIEN LE INCÓMODA O NO LE GUSTA LEERLO. IGUALMENTE EL CAPÍTULO ES IMPORTANTE PARA EL RESTO DE LA HISTORIA.

Aegan

Cada día sentía más estrés por todo lo que me rodeaba.

En el trabajo había vuelto al punto inicial. Sin Mitchell, volvía al mismo punto inicial. Mi humor había empeorado, por donde pasaba, mis pupilas quemaban todo y parecía un torbellino.

En casa, el ambiente con Melissa había mejorado. Ella se veía más feliz, aunque aún le quedaban bastantes rastros de tristeza que se manifestaban a cada rato. A pesar de ello, mi relación con ella estaba bien; cómoda y progresiva, pasábamos algunos ratos juntos donde a veces ni hablábamos y solo nuestra compañía era suficiente.

Melissa me gustaba, lo tenía claro. Ella era callada, tímida, inocente... lo que me había atraído desde el primer momento seguía ahí.

Como ya se había hecho costumbre, me había vuelto a quedar en mi despacho para seguir trabajando. Ahora más que nunca, era cuando el trabajo me estaba inundando. Mis empleados ya debían de haber salido, dejándome solo y en tranquilidad. Aunque tampoco hacía mucho de que se había pasado la hora de salida.

Inesperadamente la puerta se abrió. Levanté la cabeza del computador y vi la figura de mi secretaria pasar por toda la sala hasta llegar a mí. July llevaba ropa diferente que en su jornada de trabajo, por lo que supuse que se había cambiado en el baño.

July iba más provocante de lo normal. Iba ataviada con un vestido negro que se pega a su cuerpo, mostrando su perfecta forma. Era obvio que llevaba cirugías, pero no me importaba. El escote dejaba a tu imaginación cualquier cosa. Sus pechos se levantaban, sus labios pintados de rojo carmín te daban ganas de probarlos y su olor, uff, te daban ganas de percibirlo.

Algo tenía seguro de todo esto, hoy caería de pleno en los encantos de mi secretaria July.

Sin previo aviso, se sentó en mi regazo. Yo no me quejé ni me aparté, ¿qué mejor algo de sexo para combatir el estrés? Se movió de una forma que, mi cabeza quedó enterrada en su cuello y su boca y nariz en mi oreja. Sentía su respiración acelerada rozar mi nuca. Su olor me impregnó por completo y me dejé llevar.

- ¿Qué quieres, Aegan? ¿Necesitas algo o me voy a mi casa? - susurró provocadora.

No conteste, mas me limité a besarle el cuello. No era la primera mujer que llegaba así a mi oficina. La mayoría de mujeres, con tan solo una mirada mía, se bajan las bragas y se ofrecen. Y me encantaba eso, saber que podía tenerlas todas en la palma de mi mano, hacía que mi ego creciera enormemente.

Acabé separándola de mí, primero quería que ella me diera placer a mí y después, si me apetecía, le daría yo a ella. Solo velaba por mí mismo, era egoísta pero es que ella no me importaba, si llegaba al final o no, no era mi problema.

- Esto está mal, ¿no cree? Aunque a la vez lo hace más excitante.

- Cállate y recógete el pelo - dicté.

Sinceramente, cualquier cosa con piernas y vagina me pondría, al menos que sea un bicho raro y sea muy fea. Por otra parte, quería que July empezara ya a mamármela.

La rubia se sentó sobre el escritorio, quedando entre mis piernas. Se mordió el labio, mirándome a los ojos y pude notar el deseo y la lujuria en ellos. Por mi parte, solo sentía lujuria, quería follarla y punto. Eso ya lo sabían todas las que pasaban por mi entrepierna, aunque parecía que nunca les quedaba claro.

Caprichos ✔️ [LIBRO I]Where stories live. Discover now