31. Me encontraste

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Capítulo treinta y uno

HAY UN CAPÍTULO ANTES QUE ESTE, POR SI WATTPAD NO HA AVISADO

Este es uno de mis capítulos favoritos de la novela y espero que a vosotros os fascine tanto como a mí... Disfrutad, votad, dejad vuestras opiniones en los comentarios y compartid 💕💕

(MARATÓN 2/3)

Melissa

Los párpados se me cerraban continuamente y no de sueño, pues, lo único que podía hacer aquí era dormir y lamentarme. Hacía mucho tiempo desde que alguien pasaba por aquí, por lo que mi cuerpo estaba reventado; necesitaba comida y compañía, pero, sobre todo, carecía de agua. La humedad del suelo comenzaba a desparecer, algo que me estaba desesperando.

Sentía la necesidad de gritar para acabar con mi agonía, tal y como me dijo el señor de los ojos de distinto color. Sin embargo, no dejaría de luchar para conseguir sobrevivir. Si algo he aprendido junto a Aegan es que no puedo rendirme tan fácil. Tengo sueños y, ahora, gente por la que seguir adelante.

No fracasaría.

- Aquí tenemos a la Bella durmiente - como si hubiera invocado a ese señor, apareció por la estancia.

- Les ruego que me den un poco de agua, por favor.

- Pero que no se entere el jefe - el hombre me lanzó una botella de agua que había sacado de su saco. La cogí en el aire y la abrí lo más rápido que pude. El agua se acabó enseguida; parecía un animal desesperado, mas, así me sentía -. Quiero que estés hidratada para cuando llegue tu hora.

- Vendrán a por mí antes de que eso pase.

El señor giró su cabeza para contemplar toda la habitación. Entonces, me miró y empezó a reír.

- No veo a tu príncipe azul por aquí para salvarte, lástima que llegará tarde - todo él me removió el estómago.

No. No. No. Él de verdad llegaría a tiempo. Lo sabía. Aegan no me dejaría morir.

- Vámonos de aquí. Morirás como una auténtica reina medieval.

El hombre anduvo hasta mí, yo retrocedía para que no me tocara. Eso era algo sin sentido, porque, además de tener una cuerda a mi alrededor, la pared hizo su papel y no me permitió echarme más para atrás. Negó divertido ante la situación, me cogió con fuerza del hombro y cortó la cuerda. Chillé, por primera vez, sintiéndome hidratada.

- Cállate, estúpida, no querrás que nadie se entere, ¿verdad? - negué con mi mano sobre la boca.

Él me había amenazado.

- Sube - ordenó, apuntando al maletero de una camioneta negra.

Con disimulo, dejé caer una pulsera que llevaba puesta en mi muñeca. Quizás a alguien le serviría de algo. Me metí en el altillo y me tiré de rodillas al suelo frío. Esperaba que Aegan me encontrara antes de irme de este mundo. Me quería sentir fuerte, de verdad, pero con lo que estaba pasando, se me hacía algo complicado.

El viaje en el auto se me hizo largo. La oscuridad se volvió a hacer presente, aunque, esta vez había baches, los cuales me provocaban mareos. El vehículo frenó y para mi suerte, ya estaba tirada en el suelo, pues, había sido muy brusco.

La luz del Sol se hizo presente cuando el hombre abrió la puerta. Como había extrañado la sensación del calor. Al salir de la camioneta, me di cuenta de que el frío se había ido junto a las nubes llenas de agua. El bochorno de que estábamos cambiando de estación se hacía presente en las horas punta del día. Por esto supe que no había pasado mucho tiempo desde mi desaparición.

Caprichos ✔️ [LIBRO I]Where stories live. Discover now