36. Herencia

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Capítulo treinta y seis

Este es otro de mis capítulos favoritos, esa frase que le escribe Aegan a Melissa es todo para mí 💘

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Aegan

Hoy era el día más esperado, toda la familia recibiría la herencia que nos dejó nuestro padre. Si bien había una pequeña posibilidad de que nos hubiera dejado al menos una pizca, conociéndolo, todo iría para Mitchell, con quién no había tenido ningún problema. Padre era muy rencoroso, algo que había aprendido de la mafia y yo seguía sus pasos. Sabiendo como era él, incluso podía haber cambiado su testamento en los últimos días de vida para no dejarle nada a su hijo heredero, ósea yo.

Conducía tranquilamente, observando mi bonita ciudad que yo solo había levantado. Sonreí satisfactoriamente; era la mejor. Mamá y Jess iban en los asientos de atrás, tarareaban de vez en cuando alguna canción en inglés que sonaba en la radio. Mi hermana podría ser cantante, desde pequeña ha tenido una voz profunda y hermosa.

- ¿Crees que nos ha dejado algo, mamá? - le preguntó Jess con preocupación.

- Puede ser que sí y puede ser que no, pero, pase lo que pase, no necesitamos el dinero negro de tu padre. Comenzaré a trabajar y saldremos adelante con mi sueldo. No requerimos de más - le respondió Judith, intentando calmar los nervios de mi hermana.

Jessy asintió algo dudosa, mas no volvió a tocar el tema. Nada más llegar al juzgado, donde transcurriría todo lo de los papeles, aparqué y bajamos hasta la sala donde nos esperaba el abogado de papá. Sin sorpresa, Mitchell nos esperaba a un lado de la puerta. Iba ataviado con un costoso traje perfecto, sin arrugas ni manchas. Ambos lucíamos prácticamente idénticos, éramos tan parecidos por fuera y tan distintos por dentro...

- ¡Aquí están! - exclamó con desesperación - Pensaba que no llegarían a tiempo, madre.

- Solo hubieron unos pocos atascos hasta que pudimos arribar - comentó mamá y se posicionó a su lado. Jess y yo estábamos tensos, atentos a cualquier acto sospechoso por parte de mi hermano mediano. Mamá no sabía nada de lo que había hecho y, para no darle ningún disgusto, era mejor no contarle -. Te fuiste sin avisar de la casa de tus abuelos unas semanas atrás, ¿estabas bien?

- Sí, solo asuntos que tenía resolver deprisa. Ya todo acabó - acarició el cabello de delante -. No estoy viendo a Melissa, que pena, siempre es una alegría volver a verla.

- Cállate - espeté entre dientes y como sucedió en el funeral, mamá nos miraba extrañada. Él estaba buscando que lo dijera, que explotara -. Mi novia no estará cerca de ti y mucho menos de nuevo en una habitación junto a ti.

- Sigues siendo posesivo y celoso. La verdad es que lo entiendo, yo también tendría miedo de que me cambiaran por un dios griego si yo fuera tú. Pero, eso no es bueno, hermanito. Quizás ella estaría mejor conmigo - habló divertido. Su sonido me sacaba de quicio, me desesperaba a una manera de arrepentirme por no matarlo.

La vena de mi cuello comenzó a palpitar constantemente.

- Ella me eligió a mí y siempre lo hará, me ama y yo también lo hago con ella - rebatí. Mi hermano rio.

- ¿Desde cuando mi hermano puede amar? Por Dios, Aegan, no sabes como hacerlo, nunca antes habías amado a una mujer. Tú solo tienes obsesiones por las cosas. La cagarás y ella se irá, y yo estaré ahí, esperándola para consolarla y luego follármela.

Quería lanzarme encima de él. A pesar de que lo iba a hacer, Jess se interpuso en mi camino, impidiendo que hiciera alguna tontería en un sitio tan legal como este. Mi hermana me miró directamente a los ojos con súplica, algo que me convenció para relajarme e ignorar la mierda que salía de su boca. Inhalé y exhalé varias veces, fortísimo.

Caprichos ✔️ [LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora