30. M.J

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Capítulo treinta

Hola 💕
Solo era para decir que subiré este capítulo y otro y uno más mañana. Es como una mini maratón.
Disfruten la lectura, votad, comentad y compartid 💕

(Maratón 1/3)

Aegan

La mañana pasaba lenta. Mi frustración era terriblemente notable, pues cada vez que entraba alguien a mi despacho, acababa echándolos a gritos. Mi padre había escapado de mi poderoso imperio y eso solo significaba una cosa: me estaba haciendo más débil. Exhalé fuerte, pensando que, quizás, sería buena idea tener una pequeña charla con mi hermosa novia.

Ella me conocía más que nadie en tan solo dos meses y medio.

Salí de mi oficina, dispuesto a hacer lo anterior, llevándome la sorpresa de que su espacio estaba vacío. No me sorprendí ni me extrañé, pues podría estar en el baño haciendo sus necesidades. Me senté en su silla a esperarla; no creía que le importara. Pasaron cinco minutos de reloj cuando un sentimiento singular me invadió. Inmediatamente fui con sus dos guardaespaldas.

- ¿Dónde está mi mujer? - fui directo al grano.

- En su oficina, señor - respondió uno de los dos.

- Melissa no está ahí - rebatí, frunciendo el ceño. Esto no me olía bien -, ¿pudo haber ido al baño?

- Nosotros no la vimos salir de su despacho, señor.

Pasé de sus palabras y fui al aseo comunitario. No me gustaban, le había dicho a Melissa que podía utilizar el mío privado, pero ella siempre se negaba con la excusa de que no se aprovecharía de nuestra relación. La entendí y a la vez no. Anduve a paso ligero hasta el de mujeres, abrí la puerta sin importancia de las demás chicas. Yo era el jefe y hacía lo que se me daba la gana.

- Melissa, ¿estás aquí? - silencio.

Ella no se encontraba aquí. Mierda.

Volví con los dos gorilas, más furioso que nunca. La vena de mi cuello se marcaba, la sentía palpitar como nunca antes, como si se fuera a salir de su espacio. Tomé fuertemente a los dos hombres de su garganta y apreté con fuerza. Melissa no aparecía y los responsables eran estos dos pésimos y cazurros hombres.

Su tiempo de vida estaba contado.

- ¿Vieron algo sospechoso? ¿Salió ella misma del despacho? - cuestioné, antes de acabar con sus vidas.

- Nada, señor.

- ¡Estúpidos! - exclamé, haciendo tanta fuerza que sus caras estaban moradas -. Os contraté para que cuidarais a mi mujer y no hacéis una mierda, esto tendrá un elevado precio.

Los solté, pues no quería que fallecieran así. Quería ver correr la sangre. Ambos cogieron el aire que les faltaba y sus expresiones volvieron a ser serias.

- Venid por aquí - los guié hasta mi despachó.

Dejé que los dos pasaran a dentro de la sala. Hice una fuerza mínima para cerrar la puerta, porque quería que lo siguiente fuera una sorpresa para los gorilas. De un movimiento silencioso y ágil, saqué mi daga que llevaba conmigo desde los quince años, el primer regalo que mi padre me hizo en un cumpleaños.

Luego, me posicioné detrás del primer hombre y de un desplazamiento limpio, le corté la garganta. Su cabeza cayó hacía atrás, más que muerto. Después lo hizo su cuerpo. La sangre bajaba por su ropa y caía al suelo, dejando la mancha más grande que se quedaría por un largo tiempo en el piso. Lo mismo realicé con su compañero.

Caprichos ✔️ [LIBRO I]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang