40. Hogar

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Capítulo cuarenta

Nuevo capítulo, lectores!!!

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Aegan

Melissa apareció por el salón con dos cajas llenas de sus cosas personales. Mientras ella recogía en su dormitorio, yo lo hacía en el salón. Preferiría que ella misma recogiera sus propias cosas más personales.

Hoy era el día de la mudanza a la nueva casa. Después de la noche de ayer, del sexo, de la reconciliación y de la carta, tocaba darle la sorpresa de la nueva casa que había escogido para ella.

Una nueva vida junto a Melissa recién estaba empezando.

- Oye, Aegan - llamó mi atención la pelinegra -, ¿qué pasará con este apartamento?

- No le des importancia a ese tema.

Melissa no tenía que preocuparse de eso. Este apartamento estaba rentado por tres días, justos los días que necesitaba para cumplir mi plan, el cual, no tuvo que ponerse en marcha del todo, porque Melissa había vuelto a mí. Obviamente, no iba a dejar a Melissa que se alejara de mí.

- ¿Lo tienes todo? - inquirí, cerrando con pegamento en cinta la última caja que me quedaba.

- Así es - respondió ella.

- Entonces, amore mio, marchémonos.

Una vez que el piso había quedado vacío y las cajas se encontraban en el maletero, prendimos la marcha hacia nuestra nueva casa. Pasamos las calles de la ciudad y entramos a un camino que parecía privado. De hecho, lo era, pues, por aquí solo se iba a nuestra casa.

- Estoy emocionada - comentó Melissa, mirando impaciente por la ventana -. No pensé que hicieras esto por mí y mira, ahora nos estamos mudando juntos.

- Lo estuve pensando y todo lo que dije ayer era cierto. No puedo vivir sin ti, si eso implica dejar a un lado el trabajo de la vida personal, lo haré... cualquier cosa por ti, amore mio - sujeté su mano entre la mía y la estreché.

- Gracias.

No merecí el agradecimiento de ella. La relación debería de ser cincuenta-cincuenta, ambos pondríamos la misma parte para que esto funcionara. Así que, como yo fallé, era mi momento de poner un poco más y recuperarla. Lo había conseguido, que la estuviera llevando en mi coche a una nueva mansión, era la prueba.

Estacioné el auto a unos pocos metros de la casa. Quería que fuera totalmente sorpresa, por lo que, había traído conmigo un pañuelo para cubrirle la cabeza.

- Nena, necesito cubrirte los ojos.

Melissa me miró curiosa y bajó del carro, seguida por mí. A un lado del vehículo, los dos nos quedamos quietos, alistando a mi novia para que viera por primera vez su casa.

- Tengo algo de miedo - confesó cuando le estaba ajustando la tela para que no se le cayera de la cabeza.

- ¿Confías en mí?

- Sí, no creo que tengas intención de matarme - rio.

Su risa sonó nerviosa y, por eso, algo dentro de mí se rompió. Debía de trabajar más en eso, en darle razones por las que confiar en mí. Sabía que ella tenía motivos para no hacerlo, aún así, su respuesta fue que sí se fiaba. Yo había cometido fallos, por ejemplo, haberle ocultado la segunda parte de la antigua casa. Ahora, ya no los volvería a hacer; tendría más comunicación. Aunque fuera para protegerla, ella tenía derecho de saberlo.

Caprichos ✔️ [LIBRO I]Where stories live. Discover now