19. Viaje de negocios

7.8K 389 40
                                    

Capítulo diecinueve

Aegan

Había recibido varios correos para hacer más negocios internacionales, obviamente no me iba a negar a ninguna reunión. Por ello, Melissa y yo teníamos que viajar lo antes posible a Rusia, de donde era el inversor.

- Nos vamos a casa, Melissa - avisé cuando salí de mi despacho.

- Sí, señor Mancini - asintió.

- Recoge tus cosas y te cuento en el auto.

Volví a entrar a mi oficina y al igual que Melissa, recogí mis cosas para poder marcharnos. Cogí varios papeles extra que pronto necesitaría para el negocio. En la entrada del ascensor me esperaba Melissa con una bolsa. Le había dado un ordenador portátil para que pudiera trabajar a distancia en situaciones como estas, por lo que, para protegerlo, lo llevaba en su bolsa.

- ¿Lista?

- Sí, señor - afirmó.

Ambos subimos al elevador y bajamos hasta el garaje. Y, Dios, sentía una tremenda tensión sexual que, o solo yo la sufría o Melissa sabía disimularla a la perfección. Desde hacía unos días, mi chófer había estado de baja por motivos personales, por lo que yo tenía que conducir el coche. Antes de subir al vehículo le hice una seña a Melissa para que se sentara en el copiloto.

- Verás, debemos ir tres días a Rusia. Tengo un negocio pendiente y tú, por ser mi secretaria, estás obligada a acompañarme, aunque de todos modos, no tenía intenciones de dejarte aquí - hablé, estando pendiente de la carretera.

- ¿Cuándo nos vamos, señor?

- En dos horas y media - respondí -. Es precipitado e iremos muy ajustados, por lo que, nada más llegar a la casa, te pondrás a hacer la maleta. En Rusia en invierno; así que, te recomiendo coger ropa muy abrigada.

- Está bien, señor Mancini.

El resto de camino a casa fue silencioso, quitando la música que sonaba por la radio, aunque a malas penas se escuchaba.

Luego de cuarenta minutos, los dos nos encontrábamos con una maleta cada uno, bajando las escaleras. No iba a dejar el coche en el aeropuerto, así que le hablé a Pamela que gustosamente, accedió a llevarnos. Nos subimos a su camioneta y mientras nosotros dos estábamos en la parte trasera, Pamela conducía lentamente en dirección al aeropuerto.

Al llegar, bajé las maletas y Pamela se quedó charlando por unos segundos con Melissa, antes de que yo también me uniera a la conversación.

- Llevad cuidado en Rusia - pidió Pamela -. Y esto va muy en serio, Aegan, protégela bien. No quiero que le pase nada.

- ¿Ya me has cambiado? - inquirí dramáticamente.

- Tal vez - le guiñó un ojo a Melissa.

Pamela y yo nos echamos a reír. Ella y mi madre eran las únicas que podían sacar mi otro lado, donde dejaba la frialdad a un lado y me permitía sonreír libremente.

Intercambiamos un par de palabras más entre los tres. Sobre todo fue Pamela para despedirnos y desearnos un buen viaje. Pamela era como mi segunda madre y siempre le agradecía por todo, separarme unos días de ella se notaba muchísimo. La necesitaba a mi lado para tener consejos maternales.

Melissa cogió el asa de su maleta y caminó hacia la puerta de la entrada del aeropuerto. Yo la seguí después de darle un abrazo a la mujer que seguía a mi lado. Alcancé rápidamente a Melissa, quien andaba despacio y sin mucha idea. En el cartel no salía ningún vuelo a Rusia por la obvia razón de que iríamos en mi avión privado, y de eso Melissa pareció darse cuenta.

Caprichos ✔️ [LIBRO I]Where stories live. Discover now