45. Investigaciones

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Capítulo cuarenta y cinco

Hola, lectores!! Nuevo capítulo y a partir de hoy, serán uno o varios al día... disfrutad, votad, compartid y comentad <3

Melissa

Como habíamos previsto ayer, Aegan y yo nos encontrábamos en el salón de la casa. El ordenador portátil enfocaba nuestras caras, mientras la videollamada se conectaba. Los dos traíamos una sonrisa, aunque no podíamos negar que estábamos nerviosos. Era el momento de contárselo a Jessy y Judith.

Cómo me hubiera gustado darles la noticia a mis padres.

- Seguro que se alegran - apretó mi mano.

Yo le respondí con una media sonrisa. Prontamente la llamada dejó de pitar y en la pantalla se mostró los rostros de las dos mujeres Mancini. Ellas habían decidido tener unas pequeñas vacaciones en Nueva York, mientras que arreglaban el nuevo apartamento de mi mejor amiga, ese que me había contado que era herencia de su padre. Algo que me sorprendió cuando me lo contó, ya que yo no sabía nada por parte de Aegan sobre esto.

¿Él también había recibido su parte?

- ¡Melissa! - exclamó Jess nada más verme.

- ¡Jess, guapa! ¡Cuánto te echo de menos! Hola, Judith - las formalidades entre nosotras ya habían desaparecido casi por completo.

- Buenos días, Melissa.

Aquí, en Italia, ya era por la mañana temprano, lo que suponía que allí, en la ciudad americana, fuera de noche. De hecho, era bastante tarde, por eso mismo, los cuatro habíamos quedado en que ellas se acostarían tarde y nosotros nos levantaríamos muy temprano para la noticia. Eran las seis y media de la mañana y ya estábamos con ropa de calle y bien guapos.

- Yo también existo, ¿saben? - inquirió, arrugando la frente y haciéndose el indignado.

- Lo sabemos, hermanito. Sin embargo, Melissa es mi mejor amiga y cuñada, lo que significa que la quiero más que a ti, sin ofender, eh - Judith la golpeó con el codo, por lo que mi amiga se quejó -. ¡Ay! ¡Vale! Perdón, Aegan... buenos días.

- Buenos días, madre - pasó olímpicamente de su hermana.

- Hola, cariño - le sonrió.

Nos echamos una pequeña charla para hablar sobre cómo nos estaba yendo. Jess, junto a su madre, nos comentó que su apartamento se estaba quedando precioso y ya estaba a punto de terminarse. Por otra parte, Judith también estaba mirando un piso para mudarse a Nueva York con su hija. Eso sí, vendería la mansión Mancini y se compraría una humilde casa con lo que le quede. Si tuviera que opinar, me olía a que la mudanza tenía algo que ver con un romance.

¿Tal vez la señora Mancini tenía un amante?

- Tenemos algo más que deciros antes de cortar la videollamada- avisó mi novio. El aire, a pesar de ser a través de una pantalla, se sentía con curiosidad. Nos miramos fijamente a los ojos y entrelazamos nuestros dedos -. El día de ayer estuvimos cenando y al final le pedí matrimonio - les mostró mi mano con el anillo.

A comparación de lo que me esperaba, ambas fruncieron el ceño, mi sonrisa fue decayendo poco a poco y la mano de Aegan comenzó a sudar. ¿Por qué esta reacción? ¿Acaso no me querían dentro de sus vidas permanentemente?

- ¿No pensáis felicitarnos? - tartamudeó Aegan. Yo preferí mantenerme en silencio; a pesar de que esto me incluía, prefería mantenerme al margen, como si fuera un espectador. Esto ayudó a que las dos mujeres Mancini -si aún se les podía llamar así- salieran de un pequeño trance.

Caprichos ✔️ [LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora