Caprichos ✔️ [LIBRO I]

51. La boda

Capítulo cincuenta y uno

✨ Por fin ha llegado este momento ✨
Estoy demasiado feliz de que se vallan a casar... pero, ¿cuánto creéis que durará el matrimonio? Descubrirlo 👀
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Melissa

8 de septiembre

A la mañana siguiente, me encontraba distanciada de Aegan por petición de Jess, Judith y Alessandra, mi mamá. La cama la sentía vacía. Las tres chicas anteriormente mencionadas irrumpieron en el dormitorio y rápidamente abrieron las persianas y ventilaron el cuarto. Gruñí ante la luz del sol, pues tenía una pequeña resaca del sexo de ayer.

- ¡Levántate que hoy te vas a casar! - sacudió mis brazos Jessica.

- Cállate, Jess - le lancé un cojín que tenía al lado, mostrándome molesta, aunque tenía una sonrisa pegada a mi rostro.

Me sentía extraña; yo sería hoy la protagonista y eso me ponía muy nerviosa. Tenía ganas de esconderme bajo la almohada y que no me viera nadie. Sin embargo, eso no iba a ser posible. Jess se encargó de atrapar mis sábanas y lanzarlas lejos de mí. A consecuencia, con mucha pereza, me tuve que levantar para comenzar el día.

- ¿Por dónde comenzamos? - mamá era de esas personas que le daban todo hecho, es decir, contrataba a la gente para que hicieran de su belleza la mejor.

- Que se duche mientras nosotras preparamos lo que necesitaremos, la necesitamos bien despierta.

Aquello, más que una respuesta para mi madre, me lo tomé más una orden hacia mí. Así que, cogí mi ropa interior y fui hasta el baño, donde me despojé la ropa, me metí a la ducha y me di un relajante baño, justo lo que mi cuerpo necesitaba. El agua caía en forma de lluvia y me daba en el rostro, lo que hacía despejarme de todo. No obstante, las dudas del día del casamiento aparecieron.

¿Y si al final no estábamos hechos para estar con el otro? ¿Y si él se arrepentía y me dejaba plantada para irse con las ciento de mujeres que le rodeaban antiguamente? ¿Y si era muy pronto para este paso? ¿Y si...?

Unos golpes en la puerta me interrumpieron.

- ¿Ocurrió algo, cariño? - fue Alessandra.

- No, madre. Tan solo me distraje, salgo enseguida - dije medio fuerte para que me oyera.

Rápidamente me envolví en la primera toalla que encontré en mi baño y me sequé. Miré el reloj, dándome cuenta de que sí había pasado tiempo desde que me había metido aquí. Aún quedaban cuatro horas para que la hora oficial llegara, tendríamos que darnos prisa.

Cuando terminé de ponerme la ropa interior, cogí mi bata de seda, que siempre usaba para andar por mi casa, y salí del baño. Encontré mi dormitorio muy diferente a como estaba antes; ahora estaba repleto de accesorios. Eso sí, la cama estaba hecha y mi hermoso vestido sobre ella, mientras tanto, mi mesa estaba llena de cosméticos.

- Creo que habéis comprado una tienda entera - susurré, mirando fijamente el espacio.

- Que va, faltaron unos cuantos productos que no me llegaron a convencer del todo - quise pensar que Jessy estaba bromeando, mas estaba seria. Esperaba que no se hubiera gastado mucho dinero en esto, principalmente porque yo ya tenía algunos productos aquí -. Venga, Issa, siéntate aquí que es mi momento de brillar.

No la hice esperar. Me senté en mi banca y, mientras mamá, Judith, Jess y yo hablábamos, mi mejor amiga hacía magia con mi cabello. Lo dejó ideal para la ocasión: un moño alto con mechones de pelo por delante cayendo, ondulados. Una vez estuve lista, fue el momento de ponerme el vestido. Las tres mujeres me ayudaron para no estropearme el cabello. Luego, fue la hora del maquillaje, cosa que también hizo Jess, aunque, esta vez, con mamá y mi suegra supervisando.