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— Estás saliendo mucho a solas con ese chico — comentó Park Minjun mientras veía a su hijo dar los últimos toques a su maquillaje en el espejo al lado de la puerta de casa. Le gustaba que su pequeño empezara a tener amigos y a socializar más en su nueva escuela, pero también estaba consciente de que con los amigos también venían los chicos. Y no estaba seguro de estar listo todavía para lidiar con esa partecita. Conocía perfectamente cómo eran los jovencitos a esa edad y no quería que ninguno se aprovechara de su inocente hijo. 

— Papá, ya te dije que Yoongi solo es un amigo — negó por milésima vez Jimin. 

— Sí, así dicen todos al principio — dudó de las palabras del menor. 

— Ay, papá — se quejó. 

— Igual quiero que vuelvas temprano a casa — ordenó. — Mañana tienes clases.

— Ugh, está bien, no empieces — bufó su hijo.  

— Oye, no me hables así. Aún me estoy acostumbrando a verte salir. 

— Yo también, papá, créeme que yo también. 

— Ya, déjalo que salga y se divierta — Park Chaeyeong apareció con un abrigo y lo puso sobre los hombros de su hijo. Ella sí estaba feliz de verlo crecer cada día un poquito más. Y aunque Jimin dijera lo contrario, sabía que se trataba de una cita. 

— Bueno, pero quiero conocer al tal Yoongi antes de que se vayan — insistió el hombre de la casa. Aún tenía sus dudas así que quería conocer al chico cuando viniera por su hijo. 

— Ahh, ¿por qué con Soo-ah no eres así de celoso, eh? — protestó el menor. — Tiene más amigos varones que yo. 

— Porque esos niños son pequeños, tontos e inocentes todavía — se defendió. — Apenas sí saben ir al baño solos. Solo piensan en videojuegos. Los que te rodean a ti seguro piensan en otras cosas…

— ¿Cómo qué? A ver.

— ¡En sexo! 

— ¡Papá! — exclamó Jimin. — Son amigos, no todos son así. 

Pensó en Yoongi y en lo que se suponía que iba a hacer con él esa noche y se sintió mal por mentirle a su padre, pero no podía contarle eso. Segundos después pensó en Jungkook. Jimin sacudió la cabeza. Maldito pelinegro lleno de tatuajes que no dejaba de atormentarlo en su mente. 

El timbre sonó en ese momento y supo que su compañero había llegado por él. Era hora de irse. Sin embargo, su padre se le adelantó y fue abrir la puerta primero.

— Uh, buenas noches, señor Park ¿verdad? — saludó Yoongi e hizo una reverencia. — Vengo por Jimin. 

— Sí, me di cuenta — lo inspeccionó el mayor. Se paró bien erguido e intentó lucir amenazante pero Minjun era apenas unos centímetros más alto que su hijo y era casi tan delgado como él. Su esposa lo miró desde la sala y rió mientras sacudía la cabeza. 

— Papá, ya nos vamos — Jimin interrumpió la embarazosa escena y salió de casa.

— Lo quiero de nuevo a las once — le ordenó el hombre al amiguito de su hijo. 

— ¡Papá! ¡Es super temprano! — protestó. 

— Bueno, once y media. 

— Sí, lo que sea — Jimin tomó la mano de Yoongi y huyó rápidamente de allí antes de que su padre se pusiera más pesado. — Perdona por eso, papá es algo sobreprotector — se disculpó con su compañero cuando estuvieron lo suficientemente lejos. 

— Descuida, es entendible. También sería así si tuviera un hijo tan lindo como tú. Lo cuidaría con mi vida — el rubio tomó la mano del contrario y entrelazó sus dedos. 

Almas Gemelas - KookminWhere stories live. Discover now