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Jungkook se dirigía escaleras arriba hacia su cuarto luego de prepararse un café cuando vio a su padre y a Jimin entrar muy conversadores y sonrientes a la sala. Suho se dirigió a la oficina y Jimin subió las escaleras junto con él. 

— ¿Me parece a mí o tú y mi papá estaban riendo juntos muy amistosamente? — preguntó un tanto confundido. 

— Algo así — sonrió Jimin. — Me estaba enseñando a conducir. 

— ¿Ah sí? 

— Sí, así ya no tendré que andar pidiéndote favores de que me lleves a ningún lado. Ya no te voy a necesitar después de esto — presumió orgulloso mientras caminaban lado a lado hacia sus respectivos cuartos. — Estoy progresando en mi independencia.

— ¿Y qué tal estuvo eso, eh? Apuesto a que chocaste — rió Jungkook.

— Sip — admitió Jimin con una gran sonrisa.

— ¿Y eso te parece progreso, Park? — Jungkook lo miró confundido. ¿Por qué Jimin parecía tan feliz por eso?

— ¿Sabes? No voy a dejar que arruines mi buen humor como hoy más temprano. Así que bye — lo saludó e intentó seguir de largo pero el pelinegro lo detuvo tomándole la mano. 

— Espero que mantengas ese humor para esta noche — le recordó. — Para cuando vaya a meterme a tu cama. 

Al rubio se le enrojecieron las mejillas y rápidamente quitó su mano de la del contrario. — Ven cuando quieras — respondió seguro luego tratando de mantener la actitud. — Estaré preparado para ti esta vez. 

Peinó su cabello hacia atrás y se fue caminando con toda la confianza hasta su cuarto. Jungkook se quedó mirándolo con una sonrisa. Jimin nunca iba a dejar de sorprenderle, era único. 

Pero antes de ir a dormir, había que cenar. Y la cena familiar de ese domingo fue sin duda diferente a todas. Jimin se sintió más integrado y cómodo que nunca sentado en esa mesa, al lado de sus dos padres biológicos que poco a poco dejaban de ser extraños. Conversó con ellos, con Suho les contaron a los demás lo que había pasado con el auto y se volvieron a divertir recordándolo, así como con viejas anécdotas familiares.

Era imposible que Jimin no fuera a acostarse con una sonrisa esa noche después de una muy agradable ducha. Había tenido un fin de semana con muchas emociones positivas. Bueno, eso sin contar los problemas que estaba teniendo con Jungkook, claro.

Éste ya estaba acostado en su cama, solo con sus boxers puestos, cuando regresó de la ducha. Lo esperaba con una sonrisita pícara.

— Dios, no te tardaste nada — comentó Jimin mientras secaba su cabello con una toalla.

— No quiero desperdiciar ni un segundo de mi preciado tiempo contigo — respondió el otro. Y paseó sus ojos sobre la silueta de Jimin, de pies a cabeza. El chico estaba desnudo, con solo una toalla alrededor de su cintura. 

— Me imagino que al menos te vas a salir un momento para que pueda vestirme ¿no? 

— ¿Vestirte? ¿Para qué te vas a vestir? Vamos a dormir, no a salir. Quédate así. 

— Ja, ja, buen intento. Claro que me voy a vestir. Ni loco vuelvo a dormir desnudo con un pervertido como tú. 

— Bah, qué aburrido eres, Park. De todas maneras, ¿por qué quieres que salga? Ni que no te conociera desnudo ya. Sé perfectamente lo que hay debajo de esa toalla — coqueteó. 

— Aún así, ya no tienes el privilegio de volver a verlo — Jimin no se dejó intimidar. — Así que afuera — le ordenó.

Jungkook sonrió. No se iba a ir. Pero igual le dio al rubio su privacidad. Volteó en la cama y le dio la espalda. — Te prometo que no miraré. 

Almas Gemelas - KookminWhere stories live. Discover now