Almas Gemelas - Kookmin

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Taehyung se había quedado callado luego de escucharlo todo. Las experiencias de su hermano, sobre todo la última, en los negocios de su padre lo habían dejado sin palabras. No solo porque estaba sorprendido, si no porque también estaba demasiado molesto. Con Jungkook por no contarle, y sobre todo con su padre porque claramente no confiaba en él. 

Jungkook hubiese preferido mil veces gritos y reclamos por parte de su mellizo que este horrible silencio. Volteó a verlo mientras conducía. Tae estaba serio y pensativo mirando por la ventana. Y de seguro no pensaba nada bueno.

— ¿Me vas a perdonar por no decirte? — le preguntó. 

Jimin, quien iba atrás escuchando y atento a todo, también esperó una respuesta por parte de su amigo. Era tan raro verlo así con lo alegre que siempre estaba.

Sin embargo, el castaño siguió sin responder. 

Entonces, Jimin ya no lo aguantó más.

— Qué bueno que tú no has tenido que hacer nada de lo que Jungkook pasó — comentó. — Tae, todo eso fue horrible. No creas que a Jungkook no le afectó. 

— Sí, tú la habrías pasado peor, créeme — añadió el pelinegro.

— Porque crees que soy más débil que tú ¿no? — protestó finalmente su hermano. 

— Tae, no…

— ¡Papá también lo cree, obviamente! De lo contrario nos hubiera llevado a los dos. 

— ¡Tae, ya basta! — lo regañó Jimin levantando el tono de voz. — ¿Es que tantas ganas tienes de estar ahí con un arma apuntando personas? ¿Tienes ganas de hacer cosas malas en las que arriesgues tu vida? ¿No hablamos de esto ya acaso? 

— Mira, no te metas, Jimin — respondió Taehyung. — Una cosa es la estúpida escuela, otra cosa es mi familia. Y no sé trata sobre lo que quiero o no quiero. No puedo solo hacerme a un lado y ya. 

— ¡Sí, puedes! — exclamó Jungkook. — Si yo puedo, tú puedes. No es un deber que tienes que cumplir, Tae.

— Yo no quiero que seas como tu padre, ni Jungkook. Ustedes son mejores que eso — insistió Jimin. — No puedo creer que te moleste no haber ido cuando tu hermano te acaba de contar lo horrible que fue lo que pasó en esa fábrica.

— ¡Que no es eso lo que me molesta! — gritó Tae. — Es el hecho de que me dejaran de lado en asuntos tan importantes. Es el hecho de que… hayas tenido que pasar por eso solo porque mi padre no confía en mí — declaró mirando a su hermano. — Sí, te creo que fue una mierda. Y sí, seguro yo me habría asustado también. Pero quizás…hubiera sido menos terrible si estábamos juntos. O al menos si lo hubieras hablado conmigo…

— Tae… — se lamentó Jungkook. Se sentía terrible. No había esperado todo eso.

— ¿No hemos entrenado siempre juntos acaso? Para cuidarnos las espaldas y a nuestra familia — continuó el castaño. — ¿Tienes idea de lo inútil que me siento ahora? 

— No te dije, no porque creyera que fueras débil o un inútil, lo hice para protegerte — confesó Jungkook. — No te quiero ni cerca de ese mundo porque si algo te pasa, yo…no sé qué diablos haré con mi vida sin ti, idiota. 

Taehyung resistió las ganas de llorar al escuchar aquello. Era la primera vez que su hermano le decía una cosa así. — No eres mayor que yo, no actúes como si fuera tu deber cuidarme, tenemos la misma edad — replicó. — Yo también tengo derecho de cuidar a mi hermano, arriesgarme por él e incluso tomar su lugar en situaciones en las que no quiere participar. ¿Por qué no me dejas decidir a mí, eh?