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Minjun y Chaeyeong llevaron a su hijo esa mañana a la escuela. Se detuvieron en la puerta a la hora de siempre. Qué lindo era poder volver a retomar su rutina diaria con él. Sin embargo, el chico había estado bastante callado durante todo el recorrido. También durante el desayuno. 

A pesar de haberse reconciliado, los Park sabían que iba a costar que Jimin volviera a ser el mismo niño dulce y feliz de antes. Aún era todo muy reciente. E incluso estaban aceptando la idea de que tal vez jamás volviera a ser cien por ciento él otra vez. Y era entendible. Eso solo el tiempo lo diría. 

— ¿Todo está bien? — le preguntó Chae antes de que se bajara.

— Sí, todo está bien — respondió Jimin.

— ¿Seguro? ¿Algo que necesites decir antes de ir a clases? Sabes que puedes decir lo que sea. 

— Ehm…no — mintió. Y se sintió terrible por hacerlo. Pero es que esto era algo que tenía que hacer solo. — En serio todo está bien. Ahora sí — le sonrió a su madre para que se quedara tranquila.

— Bueno, ¿y dónde está ese tal Jungkook? — comentó su papá mientras espiaba a los demás estudiantes en la puerta de la escuela. — Creo que es un buen momento para que escuche unas palabritas de mi parte.

— Ay, papá — se quejó Jimin. — Creo que es un buen momento para que se vayan a trabajar — lo contradijo. — Van a llegar tarde. 

Bajó del auto y los saludó a ambos por la ventana. Ellos le desearon que tuviera un hermoso día y finalmente se marcharon. Jimin observó el vehículo irse hasta que ya no estuvo a la vista. Dio media vuelta y caminó hasta el estacionamiento de la escuela. 

Los hermanos Kim ya estaban allí esperándolo. Iban a usar el auto de Taehyung para hacer este fugaz viaje hasta Busan. Pero el castaño no vendría con ellos. Tae se quedaría para cubrir la ausencia de Jimin en la escuela, solo en caso de que fuera necesario.

Solo serían él y Jungkook.

— No me choques el auto — le advirtió Taehyung a su hermano cuando le entregó las llaves. 

— ¿Más choques de los que ya le hiciste tú solo? — rió el pelinegro. — Eres una bestia conduciendo.

— ¿Yo? ¿Y qué hay de ti mister furia en dos ruedas?

— Los dos son unas bestias conduciendo — finalizó Jimin la discusión. — Tae, gracias por cubrirme. Y por toda la información que encontraste para mí — le dijo luego al castaño.

— De nada, Mimi. Ojalá tengas suerte, y encuentres las respuestas que deseas. Y si no…ya sabes que aquí siempre tendrás personas que te apoyen para poder seguir adelante.

Jimin le sonrió y le dio un gran abrazo a su amigo. — Lo sé. Volveremos pronto, no te preocupes.

Jungkook y él subieron al auto y emprendieron la salida del estacionamiento y de la escuela. El mayor podía notar lo nervioso que estaba el chico a su lado. Le temblaban las piernas y estaba algo inquieto. Tenían un par de horas de viaje. Esperaba que fueran suficientes para que se relajara aunque sea un poco.

Conectó su celular al auto, y le puso música. Algo que sabía le gustaría. Jimin sonrió cuando escuchó a las idols de Twice cantando una de sus canciones favoritas. Y no solo por eso, si no por los recuerdos que tenía de esa canción en particular. 

— Aún no puedo creer que me hicieras bailar esta canción encima del escritorio del profesor — comentó. — Eso fue una jugada tan sucia de tu parte.

— Hey. Pero si lo hiciste increíble. A mí me encantó. Y todavía tengo el video — rió el mayor.

— Oh, vamos, solo querías humillarme para vengarte por lo de la chaqueta, admítelo. Ese era tu plan.

Almas Gemelas - KookminNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ