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Durante sus 17 años de vida, fueron pocas las veces que Jungkook había acompañado a su padre a su lugar de trabajo, la fábrica. Había ido de más pequeño por puro interés en cómo se hacían los autos pero luego de eso ya nunca volvió a pisar ese lugar. No quería ni tenía pensado hacerlo tampoco.

Hasta esa tarde, claro. Su padre lo llevó para que viera cómo se hacían los negocios cara a cara. Otros tipos de negocios ¿no? 

Le había pedido que llevara su arma también, así que la tenía escondida en la parte trasera de su espalda. 'Siempre hay que estar protegido', fueron las palabras del hombre. 

No sabía qué esperar pero de todas maneras Jungkook no tenía miedo. Al contrario, estaba ansioso porque todo terminara para poder irse de allí. 

Creyó que la reunión sería en la oficina de su padre pero le llamó la atención cuando se dirigieron a la parte trasera de la planta. Allí no había nadie. Salvo algunos de los hombres con los que trabajaba Kim Suho. Hombres que Jungkook ya había visto un par de veces en su casa antes. Gente de confianza para su familia.

Éstos se sorprendieron de verlo llegar junto a su jefe. Lo saludaron pero el pelinegro no intercambió más palabras que esas con aquellas personas. No le interesaba en lo más mínimo ni tampoco entendía sobre las cosas de las que conversaban con su padre. Quería mantenerse al margen lo más que pudiera. 

Minutos después las personas con las que tenían los negocios pendientes aparecieron. Y trajeron con ellos algo a lo que se referían como cargamento en una camioneta. Jungkook no supo de qué se trataba hasta que su padre inspeccionó personalmente su contenido.

Sus ojos se abrieron enormes cuando descubrió todas esas armas. De todo tipo y tamaños. Claramente no eran legales porque no tenían nada que hacer allí en una fábrica de autos.

— Jungkook, ayúdame a revisar que todo esté en orden — le pidió su papá. El pelinegro conocía del tema. Le habían enseñado. Desde pequeño que conocía sobre armas, tanto él como Taehyung. Y nunca lo comprobó pero podía asegurar que su madre también sabía. Sin embargo nunca se imaginó que iba a estar aplicando sus conocimientos para inspeccionar un cargamento de ese tipo para los negocios de su papá.

Hizo todo lo que éste le pidió. No protestó. Hasta ayudó a mover y cargar el armamento en diferentes camiones que estaban esperando para salir de la fábrica. Además, estar bajo la mira de los supuestos vendedores era un poquito intimidante como para hacerse el rebelde en ese momento. 

— Oye, entrenaste bien al chico, para su edad sabe lo que hace  — le comentó con una sonrisa uno de sus socios a Suho. Jungkook, lejos de sentirse orgulloso, detestó el comentario. ¿Qué estaba haciendo? ¿De qué estaba participando?

Su papá, en cambio, sí sonrió orgulloso por lo que le acababan de decir. — Bueno, ahora hablemos de dinero, señores — se dirigió luego a sus invitados. 

Jungkook ya se quería ir pero tuvo que quedarse a lo que faltaba de la reunión. Siguió al grupo de hombres a una sala más privada y mientras bebían los escuchó hablar de dinero y futuras transacciones. También vio la cantidad de dinero que esos hombres se llevaron con sus propios ojos. Se sintió asqueado. Todo esto era una porquería. Y ver a su padre tan confiado, manejar esto con tanta experiencia...no sabía cómo digerirlo. Sabía que era un mafioso, que sus negocios eran turbios y para nada legales, siempre lo supo y lo tuvo bien asimilado...pero verlo todo en vivo y en directo, era demasiado para procesar, incluso para él. 

Estuvo toda la tarde en ese lugar oyendo nombres, contactos, lugares, cifras de dinero, mucha información que no quería saber. Porque al saber estaba involucrándose. Jungkook sabía que su padre quería hacerlo parte de todo esto porque tenía esperanza de que manejara las cosas cuando fuera más grande. Él y su hermano debían seguir la tradición familiar ¿no? 

Almas Gemelas - KookminWhere stories live. Discover now