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Aquella noche fue en la que mejor Jimin pudo dormir y descansar en varios días. Y qué loco que solo pudo hacerlo fuera de su casa, más precisamente en la de los Kim, una de las familias más poderosas y peligrosas del país. Pero nada de eso importaba cuando podía acurrucarse entre los brazos de su amado chico. Jungkook lo contuvo, lo mimó y no se movió de su lado en toda la noche. 

Por la mañana no fueron los rayos de luz atravesando la ventana lo que lo despertaron, sino unas tibias y grandes manos que lo acariciaban por debajo de la camisa. Se sentía bien. También los besos en su mejilla que de apoco bajaban hacia su cuello. Su mente no estaba del todo despierta pero su cuerpo ya estaba reaccionando a todos esos toques. 

— Mm Jungkook… — murmuró aún sin abrir los ojos. — Basta, tenemos que ir a clases…

— ¿No te gusta? — escuchó la provocativa voz del pelinegro en su oído. Acto seguido éste mordió levemente el lóbulo de su oreja. — Puedo ser muy cariñoso en las mañanas, Park. 

Jimin gimió al no poder controlar el placer que estaba sintiendo con los besos del contrario en todo su cuello y parte de su pecho. Las manos de Jungkook lo tocaban con ganas en su vientre y cintura y se notaba que tenía ganas de bajar más y más. Era consciente ya de su erección pero no estaba seguro de lo que pasaría si dejaba que lo tocara allá abajo. Nunca antes lo habían tocado allí, ni siquiera él era de hacerlo consigo mismo tan frecuente. Ser tocado le daba un poco de vergüenza, pero había otra cosa que podía animarse a hacer para empezar.

Y estaba seguro de que Jungkook no tendría problemas con eso. 

Así que volteó en la cama y le devolvió a su novio las dulces caricias que le estaba haciendo. 

Jungkook se sorprendió al sentir las pequeñas y torpes manos del más chico debajo de su camiseta, pero por supuesto que no lo detuvo. Todo en Jimin le fascinaba, cómo se veía, su carita de excitado, cómo buscaba tocarlo sin estar muy seguro de cómo hacerlo, el tenerlo por fin allí en su cama, poder besarlo todo lo que siempre quiso. Atentaba contra su cordura pero a esa altura quizás estaba hacía rato loco por Jimin. 

Lo besó en la boca, y continuaron tocándose mutuamente. Jimin parecía querer avanzar mientras más subía la temperatura. Estaba nervioso por hacerlo, pero finalmente se atrevió a tocar la entrepierna del mayor por encima de su pantalón.

— Ugh — gruñó Jungkook. — Algo me dice que no vamos a llegar temprano a la escuela. 

—  Por una vez no me importa — sonrió Jimin y lo volvió a besar. Esto le estaba gustando…y mucho. Le gustaba como el otro se estremecía cuando más apretaba la mano o más rápido frotaba, y los pequeños gemiditos que salían de su boca mientras se besaban. Era excitante tener el control. 

— ¿Quieres tocarme? Lo necesito — le pidió Jungkook en un momento en que sentía que ya no daba más. 

— Te estoy tocando…

— No, quiero decir…de verdad. ¿Quieres hacerlo?

De verdad significaba debajo de la ropa. Sentir piel con piel. 

— Mmm no sé si lo haga bien — dudó Jimin. Como querer, claro que quería, pero le daba mucha pena terminar haciéndolo mal. 

— No pasa nada. Yo te muestro cómo hacerlo. 

— Uh, de acuerdo — aceptó entonces. Alguna vez iba a tener que hacerlo ¿no? 

A continuación Jungkook tomó su mano y la llevó por dentro de su ropa interior. Le hizo sujetar su miembro y en cuanto lo envolvió en su palma sintió de inmediato lo caliente y firme que estaba. El pelinegro puso su mano arriba de la suya, y empezó a moverlas juntas, arriba y hacia abajo, al principio despacio pero luego aumentando el ritmo. 

Almas Gemelas - KookminWhere stories live. Discover now